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‘La conciencia de un liberal’

No se trata de la conciencia de César Gaviria o de Piedad, sino del título del último libro de Paul Krugman, el economista de E.U. más conocido hoy por sus aportes académicos y su popular columna en el New York Times.

GUILLERMO PERRY
Un ensayo apasionante de economía política que explica los vínculos entre el ascenso
de la extrema derecha en E.U. y el impresionante aumento de la desigualdad
económica en ese país. Y que deja al lector latinoamericano reflexionando
sobre su propia y desigual realidad. El libro comienza por mostrar cómo,
pese al rápido crecimiento económico de E.U. en las últimas décadas, el
ciudadano promedio no ha tenido mejora alguna en su ingreso real porque los
beneficios del crecimiento se han concentrado como nunca en favor de los más
ricos. La desigualdad de ingresos, que ya era la más alta entre los países
desarrollados, ha regresado a los niveles de 1930, antes de que tuvieran
lugar las reformas progresistas del ‘New Deal’ de Roosevelt.
Krugman demuestra que este aumento de la desigualdad se debió, ante todo, a
las políticas de incentivos tributarios a los ricos y las grandes empresas,
al desmonte parcial de los programas antipobreza y a la política
antisindical de los gobiernos de Reagan y Bush, apenas parcial y
temporalmente revertidas por el de Clinton. Los efectos del cambio
tecnológico contribuyeron en un porcentaje menor. En Europa y Japón, donde
no se aplicó ese tipo de políticas, la desigualdad aumentó algo, pero mucho
menos que en E.U.
El libro documenta cómo y por qué un grupo radical de extrema derecha, que
hasta Barry Goldwater era una minoría delirante con opiniones antediluvianas
en el Partido Republicano, se tomó el Partido y el Gobierno e impuso
políticas que benefician a una minoría multimillonaria a costa del resto del
país. El secreto, según Krugman, fue el aprovechamiento inescrupuloso de los
sentimientos racistas, chauvinistas y ultrarreligiosos de buena parte de las
clases media y baja. Pero su análisis sugiere que estos sentimientos han
cambiado, y los resultados de la última elección de Congreso y de las
primarias parecen darle la razón. Por tanto, Krugman vaticina un cambio
importante en la política económica y social de E.U., para regresar a un
sistema tributario más equitativo, una política laboral más equilibrada y
programas antipobreza más agresivos. En particular, prevé que E.U. adoptará
un seguro público universal de salud, como los demás países
industrializados, iniciativa que propuso el gobierno Clinton, pero naufragó
en el Congreso de mayoría republicana.
La lectura de este apasionante libro conduce a la reflexión de que América
Latina mantiene niveles aún más altos de desigualdad económica, en parte por
la aplicación de políticas no muy distintas a las puestas en práctica por la
extrema derecha de E.U.Un trabajo reciente del Banco Mundial concluyó que
las diferencias en niveles de desigualdad de ingresos entre Europa y América
Latina se debe, por igual, al acceso muy desigual de las oportunidades (en
especial a la educación) que caracteriza a América Latina y a que el Estado
no redistribuye el ingreso, a diferencia de lo que hacen muy eficazmente los
Estados europeos . En pocos países latinoamericanos los ricos pagan
efectivamente impuestos de renta personal altos, y apenas comienza a
gravarse en forma significativa la propiedad raíz en algunas ciudades, como
Bogotá. Más aún, aunque han comenzado a ponerse en práctica algunos
programas de gasto público redistributivos (Chile Solidario, Oportunidades
en México, Bolsa Familia en Brasil,) su efecto se compensa por el carácter
abiertamente regresivo de otros subsidios. Como ejemplo, basta citar los
incentivos tributarios y las ‘compensaciones’ del gobierno Uribe a grandes
propietarios agrícolas, que suman más que el presupuesto de Familias en
Acción. O el subsidio a la gasolina del gobierno Chávez, que beneficia a los
ricos y vale varias veces lo que se gasta en las publicitadas misiones
sociales. Y eso que ni en Colombia ni en Venezuela manda una extrema derecha
como la de Estados Unidos.
ANDRUI
GUILLERMO PERRY
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