Para el juego contra Paraguay, estos son los más y los menos de la Selección Colombia: A favor: 1. La experiencia y el recorrido: con la misma base de jugadores actual, Colombia clasificó a los mundiales de Italia-90 y Estados Unidos-94. Además, se trata de un grupo curtido en diferentes certámenes internacionales, con valores que juegan en clubes de otros países. Hay madurez física, mental y deportiva. Mientras, en el banco hay un técnico que ha hecho el curso completo, que conoce el ambiente, los jugadores y los rivales.
2. El nivel actual: los 17 convocados son, sin dudas, los mejores futbolistas colombianos hoy por hoy. Además, salvo la excepción de Freddy Rincón y Wilson Pérez, están pasando por momentos estelares. En una eliminatoria que no ha permitido el trabajo en conjunto, las individualidades marcarán el desequilibrio. Y Colombia posee muy buenas individualidades.
3. El poder ofensivo: este ha sido el gran talón de Aquiles histórico de la Selección Colombia, inclusive en eliminatorias recientes. Sin embargo, ahora el arsenal lleva más maduro, más hecho y, además, reforzado. Con Valencia, Valenciano y Asprilla en plenitud de condiciones, más el aporte de Rincón y Mafla, hay argumentos para pensar que los goles no serán problema.
4. La plaza: en ninguna otra ciudad la Selección Colombia podría sentirse tan bien como en Barranquilla. El costeño, regionalista como el que más, se despojó de esa condición y acogió, como si fueran hijos propios, a los jugadores, vinieren de donde vinieren. Si bien el entusiasmo no es el mismo de otras oportunidades, en todo caso el equipo está rodeado de un inmenso calor humano que, sin duda, le hará sentir a Paraguay quién es el dueño de casa.
En contra: 1. La presión: el descalabro de Estados Unidos-94 y los recientes fracasos en otras categorías han creado un ambiente de presión que mortifica a los jugadores. La premisa del ganar o ganar resta tranquilidad para los momentos cruciales y la crítica negativa desconcentra a técnicos y jugadores. Ojalá esos factores distractores no lleguen hoy al Metropolitano.
2. Los antecedentes: ni siquiera Brasil y Argentina, los dos gigantes del área, le han causado tantos problemas a Colombia en la historia de las eliminatorias como sí lo ha hecho Paraguay. El balance de los enfrentamientos en eliminatorias favorece al visitante: en 12 partidos, los guaraníes ganaron 7 veces, contra 2 victorias nacionales y 3 empates, con 19 goles albirrojos y 10 tricolores.
3. El estilo del rival: desde que Colombia se metió en la onda del fútbol lírico, equipos como Paraguay se convirtieron en un dolor de cabeza. Los contendores que exhiben fuerza primero que técnica, patadas en vez de exquisitez, marca en lugar de ataque y juego aéreo antes que toque son un duro escollo. Una premisa que es necesario tener en cuenta, a pesar de que Paraguay ha progresado en los últimos tiempos.
Ciudado con: 1. El saque de Chilavert: es la principal arma ofensiva de Paraguay. Largo y bien colocado, generalmente causa demasiados problemas a la defensa. Es tarea de los delanteros nacionales tapar al golero y dificultar su pelotazo, para evitar que cojan a la zaga mal parada.
2. Los rebotes: en el estilo de juego que caracteriza a Paraguay, los rebotes son una alternativa ofensiva de primer orden. El jugador colombiano, por naturaleza, no le pone atención a estos balones que quedan servidos al borde del área, pero, hoy tendrán que estar al tanto de cada uno de ellos. Esas jugadas son las que provocan los errores.
3. El pelotazo de costado: el fútbol aéreo, con constante ollazo desde los costados, es a la vez el punto fuerte de Paraguay y el débil de Colombia. Por eso, es necesario tapar a los lanzadores y marcar a los cabeceadores. Una doble función que requiere máxima atención y concentración durante los 90 minutos.
4. El árbitro Javier Castrilli: para muchos, este argentino es el mejor pito central de Suramérica; para otros, es un sobreviviente de la famosa época del oeste, un pistolero . Serio, aplicado a las reglas, Castrilli se caracteriza por su dureza a la hora de sacar las tarjetas. No admite reclamos y tampoco se amilana en el momento de exhibir un cartón rojo. Por eso, los colombianos deberán cuidarse de las provocaciones del rival y, en especial, tendrán que olvidarse del árbitro y dedicarse a lo que saben, jugar.