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El niño que dejó mal paradas a Farc

“‘Raúl Reyes’ me lo confirmó, mirándome a los ojos”.

El periodista Jorge Enrique Botero recordó así el día en que supo, por
accidente, que Clara Rojas –secuestrada hace casi 6 años por las Farc– había
tenido un hijo con un guerrillero y que el niño se llamaba Emmanuel.
La existencia del menor comenzó a circular en los primeros días de abril del
2006, cuando Botero promocionaba su libro ‘Últimas Noticias de la Guerra’.
Allí narró cómo un guerrillero fue quien le habló por primera vez de
Emmanuel, el primer niño en el país nacido secuestrado, cuya ubicación
–realizada hace apenas 8 días, por unidades del CTI de la Fiscalía– tiene
hoy literalmente contra la pared a la organización ilegal que lo proclama
como hijo suyo.
Las propias Farc reconocieron el viernes, en un escueto y confuso
comunicado, que el niño había sido entregado a una familia y que es el mismo
que, bajo el nombre de Juan David Gómez Tapiero, está hoy en manos del ICBF.
Solo un puñado de funcionarios del más alto nivel del Gobierno conocen el
paradero del niño, de 3 años y medio, que permanece custodiado por agentes
encubiertos.
EL TIEMPO reconstruye hoy la corta vida del niño que tiene en vilo al país y
en jaque a las Farc, y revela el inédito testimonio que José Crisanto Gómez
–el hombre que lo recibió, en el 2005, de manos de la guerrilla– dio a la
Fiscalía.
La primeras pruebas
Tras la versión de Botero, vinieron nuevos datos sueltos: que nació por
cesárea en plena selva y sin condiciones médicas. Que Clara y el papá del
bebé habían sido separados desde el embarazo...
Los primeros en reaccionar ante esta dramática historia fueron los
familiares de la abogada secuestrada: Iván Rojas, su hermano, pidió que
Botero se retractara. Y Clara González de Rojas, su madre, rechazó que la
versión se basara en “un rumor” sin pruebas.
Pero esas pruebas empezaron a llegar un año después, el 28 de abril del
2007, con el intendente de la Policía John Frank Pinchao, quien tras fugarse
de un campo de secuestrados de las Farc –en el que permaneció encadenado por
9 años– confirmó el nacimiento del bebé, al que había visto un par de veces.
Contó que a través de unos huecos en las paredes de tabla de un campamento
al que fue llevado se dio cuenta del embarazo de Clara Rojas. Y agregó que
el cuidado del bebé era similar al de un niño indígena y que guerrilleros y
secuestrados le fabricaban la ropita.
‘Gritaba que no se lo quitaran’
Pinchao también dijo que meses después del nacimiento, ocurrido en julio
del 2004, se llevaron al pequeño y Clara clamaba porque se lo devolvieran:
“Ella gritaba el nombre del niño y les pedía que se lo dejaran ver. La
guerrilla no le ponía atención. Durante la caminata lo volvimos a ver, pero
lo llevaba la guerrillera a la que llamaban ‘Rosa’”.
Del papá, dijo Pinchao, se comentaba que lo iban a matar. Hoy el CTI sabe
que se llama Juan David, que su alias es ‘Rigo’ y que pertenece al frente 54
de las Farc.
Pinchao narró que en los primeros meses un guerrillero que hacía las veces
de enfermero, conocido como ‘Guillermo’, llevó al pequeño a su campamento y
se lo mostró: “Era blanquito y tuvo problemas al nacer. ‘Guillermo’ le puso
una férula o yeso en uno de los brazos debido a una fractura sufrida en el
parto”.
Testimonio clave
Por su parte, José Crisanto Gómez le aseguró al Fiscal 12 Antisecuestro que
los problemas de salud del niño –afectado además por paludismo y
leishmaniasis– obligaron a las Farc a entregárselo: “Lo llevaron a mi casa
en la vereda La Paz, en el municipio de El Retorno (Guaviare) en donde mi
suegro, un curandero, lo empezó a atender”.
Gómez Tovar, oriundo de Ortega (Tolima), había ido a parar a La Paz para
raspar coca. Pero con la entrega del bebé lo que halló fue más líos.
“No es de las Farc dejar que las guerrilleras tengan hijos, y cuando es
demasiado tarde para abortar, los entregan a milicianos”, dice un ex
director del hospital de El Retorno.
Lo entregaron de meses
“Aquí traemos este niño para que le curen la picadura de pito y le arreglen
el brazo”, le dijeron a Gómez Tovar los guerrilleros.
El hombre, que se desempeña como albañil, le dijo a la Fiscalía que era
visible la fractura y que tenía tres marcas por leishmaniasis, una de ellas
en el pómulo derecho.
“Yo tenía cinco hijos en ese momento con mi esposa y a ella no le gustó nada
(...) pero era una situación de que, si me negaba, iba a tener problemas”,
dijo Gómez Tovar.
Dice que el niño tendría unos tres meses de nacido y aunque le habían dicho
que regresarían al otro día con pañales y leche, “pasaron cuatro meses sin
nada”.
Después de ese tiempo, los guerrilleros regresaron, vieron al niño y se
dieron cuenta de que había mejorado un poco de salud. Dejaron un tarro de
leche y pañales y se marcharon. Una guerrillera que lo fue a ver dijo que
era muy lindo y parecido a su padre, Juan David. Por eso fue registrado con
ese nombre.
Las circunstancias en las que vivía Gómez Tovar no eran las mejores. “Su
situación económica era crítica, incluso varias personas le colaborábamos
con mercados para que subsistiera”, aseguró a EL TIEMPO Jairo Martínez
Bonilla, ex candidato a la Alcaldía de ese municipio.
A Emmanuel le decían ‘pegui’
Gómez Tovar se fue a ese municipio del Guaviare luego de que las Farc le
negaron el permiso para salir de La Paz.
“Según me contó –relata un amigo de José Crisanto– , él hizo la solicitud
para salir porque uno de sus siete hijos tenía paludismo y el niño que le
habían entregado también”.
Aunque al principio los dos infantes fueron atendidos con infusiones y
emplastos elaborados con hojas de árboles, la salud de ambos empeoró.
“La desesperación por el llanto de los niños hizo que, sin la autorización
del grupo guerrillero, Gómez Tovar emprendiera con su familia el viaje hacia
el casco urbano de El Retorno, sabiendo de antemano que no podía regresar”,
explica un funcionario de la Alcaldía de ese municipio.
“Contra viento y marea y contra la voluntad de mi esposa, alisté unos
chiritos y cogimos una canoa y echamos todos los niños y me traje al niño
que me habían dado: le decíamos ‘pegui’ por un personaje de la televisión”,
narra.
Después de un viaje de dos días y de pasar por un retén de la guerrilla,
llegaron cerca a El Retorno.
José Crisanto se hospedó en una residencia, pero las malas condiciones que
presentaban los niños, hicieron que una vecina denunciara el hecho ante la
oficina municipal del ICBF.
“No tenían ropa, estaban muy pálidos y no paraban de llorar”, dice una
señora que dice haber visto a la familia recién llegada.
FISCALÍA: INDAGACIÓN DE FILIGRANA
El 28 de diciembre último, un grupo de investigadores del CTI recibió el
dato más trascendental en la historia reciente las indagaciones judiciales:
una grabación de una llamada hecha al Gaula en la que un hombre advertía que
un menor (proveniente de San José del Guaviare) iba a ser sacado ilegalmente
del hogar de paso del ICBF de la Calle 10 sur en Bogotá.
Luego de que el niño, identificado como Juan David Gómez, fue ubicado y
protegido, vino una segunda llamada que lo vinculó directamente con
Emmanuel. Fue entonces cuando se echó a andar una indagación de filigrana
que contempló estudios morfológicos y de ADN y rastreos que hace 72 horas
encajaron milimétricamente.
Dos semanas para ser un Rojas
En dos semanas Clara de Rojas, abuela del pequeño Emmanuel, podría tener la
custodia temporal del niño y así poner fin a la larga espera por conocer a
su nieto. Elvira Forero, directora del Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar (ICBF) , afirmó que el procedimiento para que Emmanuel se quede con
los Rojas es “sencillo y se adelantará desde la próxima semana” con la
familia verdadera del menor. “Vamos a sentarnos a trabajar con doña Clara
para empezar con el proceso de desarrollo sicosocial”, señala.
La funcionaria agregó que Emmanuel es un niño "feliz, dulce y amoroso" y que
debido a su temprana edad aún no tiene conciencia de lo que le ha sucedido.
El sitio donde se encuentra el menor no fue revelado y su imagen y
características físicas serán conocidas por el país previa autorización de
la familia Rojas.
Para la expedición del registro civil es necesario interponer una acción
ante un juez de menores. En poco tiempo, Emmanuel adoptaría el apellido
Rojas.
‘‘ Les mentí a las Farc diciendo que el niño estaba en Bogotá con una hermana,
que le estaban haciendo todo el tratamiento y que yo llamaba cada 15 días
(...) en la casa todos le decíamos ‘Pegui’ por un personaje de la T.V.”.
José C. Gómez, el hombre a quien las Farc le entregaron a Emmanuel.
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