Mi investigación se soportaba en documentos legales y las declaraciones de dos testigos anónimos, ex empleados del sector y permitía concluir con solvencia que el sector bananero en su totalidad ha estado vinculado con guerrillas, autodefensas y delincuencia. Por eso, le solicite a la compañía una declaración en la que certificaran que jamás habían sostenido relación con grupos armados al margen de la ley. En respuesta, enviaron un comunicado firmado por Uniban, Banacol y Proban en la que señalan que nuestra política frente a organizaciones ilegales como guerrilla, autodefensas y delincuencia común ha sido la de no transigir frente a sus pretensiones ( ) actuamos dentro de la normatividad legal ( ).
El día 7 de mayo del 2007 me reuní con Salvatore Mancuso en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí. Interrogado sobre la cuestión, Mancuso respondió: Todas las bananeras nos pagaban. Todas. Según su relato, a finales de 1997, el padre de Raúl Hasbún, empresario bananero, murió en un accidente aéreo, lo que produjo una reunión de todas las bananeras en la que se nombra a Raúl Hasbún como su representante en las autodefensas. Producto de esa reunión, Raúl se convierte en intermediario y luego, en el comandante del Bloque Bananero.
Se pactó este acuerdo con Chiquita Brands Inc, Dole, Banacol, Uniban, Proban y Del Monte. Nos pagaban 1 centavo de dólar por cada caja que salía del país. El resto de empresas del sector hacían un aporte semestral. La empresa Dole se encargaba de recoger el dinero y finalizar la operación, de la que se tenía pleno conocimiento en las compañías y que se calificaba como una contribución a la convivir Papagayo. El producto de esas contribuciones se distribuía proporcionalmente entre la Casa Castaño, el Bloque Bananero, una parte para inversión social y otra para pagar corrupción de instituciones del Estado.
Debido al éxito del pacto, Raúl Hasbún le explica el modelo a Jorge 40, quien se encarga de duplicarlo en el Magdalena. Según Mancuso, en los tiempos en los que la zona era controlada por la guerrilla, las grandes compañías y los sindicatos acordaron unos paros que se prolongaban hasta por un mes. Los paros buscaban arruinar a los pequeños bananeros y les permitieron a las grandes compañías absorberlos y hacerse con el monopolio.
Las primeras masacres de sindicalistas las hacen los esperanzados (ex Epl), las Farc y, más tarde, las autodefensas, cuando se hicieron con el control de la zona. Las masacres les permitieron desmontar los modelos de asistencia social pactados con los sindicatos, devolver a los trabajadores a los pueblos y ponerlos a sembrar en sus parcelas para rebajar los costos.
Estos son los hechos. Por supuesto, hago formal mi voluntad de confirmar las conclusiones y solicitar a la Fiscalía General de la Nación que proceda a investigar. Hago también un doloroso llamado a la justicia y al pueblo de los Estados Unidos para que se investiguen las actividades de las multinacionales aquí mencionadas, y se considere la solicitud de extradición de sus directivos, así como la apertura de procesos por daños civiles que permitan reparar efectiva y proporcionalmente a las víctimas del conflicto colombiano. Gracias por la solidaridad expresada en desurasur@gmail.com