Se trata de un restaurante especializado en comida marina, que se inauguró hace poco menos de tres meses y que está ubicado en la calle 83 entre carreras 12 y 13. Una calle privilegiada de la zona rosa, no tan bulliciosa como su vecina, pero sí mucho más sabrosa.
Pero lo realmente valioso de Casablanca es su comida.
Siguiendo el lema de la limpieza, sus dueños, también dueños del Club de Pesca, ofrecen un producto verdaderamente fresco traído de nuestros dos mares y tratado con alto cuidado.
De la misma manera, se han asesorado de expertos en nueva cocina (como el popular Cato), más conocida como la neoclásica, cuyos fundamentos de limpieza se remiten por el sabor de los productos.
Esto significa el nulo uso de margarinas y grasas, la preparación de salsas aparte, los ingredientes en medidas exactas y los tiempos de cocción totalmente rigurosos.
Entonces, el paladar allí se puede topar con platos extraídos de cualquier mar del mundo.
Unos langostinos con el sabor del pacífico tumaqueño, o el sabor de la crema de Los Andes, o de las Islas Canarias; o una langosta italiana con pasta de Cecco ai Pomodoro, un pargo cherry al estilo francés, o una crema de almejas al estilo San Francisco...
Pero, tranquilo, el asunto económico también es limpio. al punto que los langostinos están al orden de los $ 9.000, lo mismo que una cazuela de mariscos.