Por esa razón, la Dirección para la Preservación e Integridad del Ejército inició una investigación sobre cuál debería ser el mecanismo que evitara nuevos accidentes.
Se hizo un sondeo a nivel nacional con todas las unidades, luego se ensayaron varias propuestas que incluían el cambio de munición y proveedores, y por ende el de las armas, propuesta descartada por su gigantesco costo. Los proyectiles con fulminante tampoco dieron resultado.
La gran idea El sargento primero Carlos Miguel Farías Malagón, un técnico en prevención de riesgos profesionales, sorprendió a todo el mundo con un invento elemental: el cartucho de la vida, un dispositivo de plástico alojado en la recámara del fusil (el espacio donde se alojan las balas antes de salir disparadas) y que actúa como un tapón de seguridad.
Después de un año de investigación nos preguntamos qué era lo correcto que se debía hacer para que un tiro no se nos fuera. Lo ideal era un cartucho, que tanto el soldado como el comandante, pudieran identificar para retirar de ser necesario, señala Farías.
Después de 20 modelos de ensayo, en julio del 2006, se estrenó el cartucho de la vida, nombre que le pusieron los mismos soldados por ser un proyectil que preserva su seguridad.
Y como todo gran invento, que ya está patentado, se lanzó un plan piloto de uso en las guarniciones de Bogotá, luego se hicieron encuestas de aceptación y en noviembre pasado se distribuyó a nivel nacional. Para el comandante del Ejército, general Mario Montoya, las cifras hablan por sí solas y de los 366 accidentes del 2005, se redujo a 275 en el 2006. En lo corrido del año van tan solo 37 casos.
Uso obligatorio Este cartucho, además de prevenir accidentes, nos permite adelantar con precisión las investigaciones en las que lleguen a presentarse muertos o heridos por tiros escapados. No hay excusas para accidentes, porque el cartucho fue creado para prevenirlos y las muertes que ocurran serán responsabilidad de los comandantes, asegura el general Montoya.
El cartucho tiene un costo de 500 pesos y es obligatoriopara soldados, suboficiales y oficiales.
El general Montoya aclara que el dispositivo no retrasa la reacción de los soldados ante una emergencia porque desmontarlo y alistar el fusil para disparar sólo tarda dos segundos.
Los resultados consolidados de la efectividad del cartucho los veremos a mitad de año, cuando se hallan cumplido 12 meses de su creación, agrega Montoya.
La acogida del cartucho de la vida ha sido tal que ya se enviaron muestras a los ejércitos de Chile y Argentina, interesados en implementarlo en entre sus soldados.
CÓMO FUNCIONA LA BALA DENTRO DEL FUSIL 1- El cartucho de plástico amarillo mide 5,5 centímetros y tiene la función de reemplazar al cartucho real, mientras el soldado no está en combate.
2- Se instala manualmente en la recámara del arma y se asegura de tal forma que el cartucho de seguridad quede acerrojado (asegurado).
3- La palanca del cartucho de seguridad queda a la vista indicando su presencia y, a la vez, que no hay un cartucho en la recámara del arma.
206 fueron los heridos que dejaron los accidentes con los fusiles de dotación en el Ejército, en el 2005. En el 2006, luego de la implementación del cartucho de seguridad, la cifra de heridos bajó a 157 y en lo corrido del 2007, sólo van 27 casos. La reducción es evidente