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EFECTOS DE LA CAPTURA Los silencios de la coalición uribista

El día en que la Corte Suprema ordenó la captura de seis congresistas uribistas por vínculos con los narcoparamilitares, desde el oráculo del poder le escuché decir a José Obdulio Gaviria que esta “apoteosis de la justicia” se la debíamos a los éxitos de la política de seguridad democrática y a la Ley de Justicia y Paz.

JULSAN;MARÍA JIMENA DUZÁN
La tesis, adoptada por la coalición uribista, se ha convertido en el nuevo
credo del régimen y en la mejor forma para autoeximir al gobierno de Uribe
de cualquier responsabilidad política por evidente que esta sea. De seguir
por este camino, solo nos falta que José Obdulio afirme que la llegada del
invierno, luego de este intenso verano, se debe también a la política de
seguridad democrática y a los éxitos de la Ley de Justicia y Paz, para
cerrar con broche de oro la cuadratura de este círculo y darle vía libre a
Ciro Ramírez –otro uribista implicado en la ‘parapolítica’– para que desde
donde esté vuelva e insista en una tercera reelección del presidente Uribe.
La buena noticia es que hay un número importante de colombianos que no
creemos en esas tesis joseobduliescas que les endilgan a políticas
gubernamentales poderes sobrenaturales que no tienen. En realidad, ha pasado
todo lo contrario: es decir, que si la Corte Suprema ha llegado hasta donde
ha llegado, ha sido a pesar del Gobierno y de su coalición. Unos y otros han
tratado de deslegitimar las evidencias y los testimonios, comenzando por el
de Rafael García, el ex funcionario del DAS que quiso contarlo todo y cuya
historia fue revelada por Semana y Cambio. Ese testimonio, cuya publicación
le mereció a Alejandro Santos un insulto presidencial en horario triple A,
es hoy la piedra angular de la acusación que la Corte Suprema hace contra
muchos de los congresistas uribistas que hoy están presos. Lo mismo sucedió
cuando se descubrió el computador de ‘Jorge 40’, y Semana publicó sus
hallazgos: el primero en desestimarlos fue el Gobierno y hoy la Corte
sustenta sus acusaciones sobre estas revelaciones.
Tampoco resulta creíble la salida de algunos uribistas como Gina Parody o
Marta Lucía Ramírez a enmendar con proyectos tardíos que en nada cambian
esta realidad tan apabullante. Más parecen burros hablando de orejas. En
primer término, sus soluciones no cambian la inevitable realidad, según la
cual las próximas elecciones de octubre van a estar dominadas también por la
‘parapolítica’.
Los medios estamos llenos de denuncias sobre cómo desde las cárceles se
siguen moviendo los hilos del poder. Lo propio ha hecho el Partido Liberal,
que ha denunciado la presencia del poder narcoparamilitar en las zonas, pero
el Palacio de Nariño insiste en que los ‘paras’ se acabaron y que las bandas
emergentes –que en el fondo son las mismas estructuras de poder pero con
jefes diferentes– están prácticamente doblegadas por las fuerzas del Estado.
Sin embargo, es probable que en las elecciones de octubre ocurra lo mismo
que en las elecciones del 2002, del 2003 y del 2006, escenarios todos del
proyecto político que las Auc diseñaron para expandirse y tomarse el poder
local y nacional. Una realidad que ha sido documentada con lujo de detalles
por la investigación hecha en cabeza de la Fundación Arco Iris.
Pero, además, los miembros de la coalición uribista no le han explicado al
país ciertos hechos. Por ejemplo, la forma como muchos de los congresistas
presos votaron en su momento la propuesta que había dentro de la Ley de
Justicia y Paz de convertir el concierto para delinquir en delito político.
Hoy, varios de ellos están acusados por eso, lo cual les daría la
posibilidad de someterse a esa ley. Eso probablemente a José Obdulio le
parezca una infeliz coincidencia, pero en términos jurídicos significa que
los congresistas legislaron en beneficio propio y que sus votos espurios
sirvieron para reelegir al Presidente.
¿A quién se responsabiliza de que la purga en el uribismo hubiera sido una
farsa y de que los expulsados de unos partidos hubieran entrado a otros de
la misma alianza? ¿Tendrá algo que decirnos Juan Manuel Santos?
JULSAN;MARÍA JIMENA DUZÁN
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