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FORO DEL LECTOR

No ceder al chantaje
Señor Director:
La redacción nacional de EL TIEMPO afirma que la amenaza de contar la
verdad es la única arma que les queda a los paramilitares. De ser así, el
Gobierno no puede dejarse chantajear. Por el contrario, la verdad es el
mejor legado político que puede dejarle Uribe al país. El Presidente nada
debe temer al respecto; si las manzanas podridas no lograron contaminarlo,
aunque estén en el Congreso o en los cuarteles, siempre tendrá la
posibilidad de practicar la asepsia política, destituyendo y enjuiciando a
los implicados. Ceder ante el chantaje mandaría el mensaje de que el
Presidente teme que se conozca ‘la verdad’.
Carolina Aguilar
Las transferencias
Señor Director:
Las bancadas uribistas de la Cámara, de manera mecánica y unánime,
blindadas contra las más persuasivas razones humanitarias, modificaron la
Constitución para despojar a las regiones y a la gente que los eligió de la
transferencia de recursos que garantizaban su educación y salud. Los
devolvieron al poder central. ¿Qué será del Chocó, de Boyacá, del Caquetá,
entre otros?
Luis Eduardo Saavedra Salazar
Abonar a la deuda
Señor Director:
El Gobierno se acaba de ganar la Navidad con el ingreso de más de tres
billones de pesos, por la venta de Ecogás a la Empresa de Energía de Bogotá.
Es el mejor momento para equilibrar la situación fiscal de la Nación,
actualmente deficitaria, mediante, por ejemplo, la reducción de la deuda
pública externa. Sería una muy buena señal para todos los inversionistas del
mundo.
Jaime Ortiz Áñez
La reacción feminista
Señor Director:
La columna de Eduardo Escobar ‘Las feministas irán al infierno’ (05-12-06)
enriquece la discusión entre géneros. Sin alharacas misóginas, denuncia el
afán despótico oculto bajo muchos discursos feministas. Lamentable que
algunas lectoras reaccionen quisquillosas a consideraciones que, bien
recibidas, benefician su causa. Totalitarismos y ‘tetalitarismos’ son
abominables.
Alfredo Gutiérrez Borrero
Con el sida no hay ‘tolerancia’
Señor Director:
Importante y oportuno el editorial sobre el sida, que día a día cobra más
víctimas en nuestro país. Quiero llamar la atención respecto a la decisión
equivocada de las autoridades distritales sobre la prostitución, que, según
cifras oficiales, genera más del 70 por ciento de las víctimas de esta
enfermedad. Con la reglamentación de las zonas de tolerancia en esta
Navidad, el panorama futuro de la ciudad va a ser más desastroso que nunca.
Jorge Luis Díaz B.
Vigilar el lavado
Señor Director:
Entre las funciones de vigilancia de la Superintendencia Financiera existe
la de hacer seguimiento del lavado de dineros ilegales en el sistema
financiero. ¿Dónde estaba esa entidad cuando los políticos movieron los 800
o 400 millones de pesos para pagar a los paramilitares el costo de sus
curules al Congreso? ¿Hay algún informe del Consejo Electoral sobre esos
movimientos?
José Darío Forero
La triste suerte de dos ciudades
Señor Director:
Su editorial ‘Drama de dos ciudades’ (07-12-06) toca una triste realidad.
Cali ha perdido civismo y, en cambio, lo que hay es vandalismo y desaseo
general. Falta un líder que ponga las cosas en su sitio.
Es triste ver que la tercera capital de Colombia se encuentre abandonada a
su suerte por la politiquería. Hay demasiada prostitución y drogadicción.
Han desfalcado las arcas del erario con trampas, manejos indebidos y
fraudes. Es deplorable ver la suerte de la ciudad.
Se necesita que la Policía y el Ejército sean más preventivos que reactivos
ante la inseguridad. También se requiere una auditoría externa en la
administración municipal. Y vigilar los servicios públicos, que son los más
costosos del país, entre muchas otras cosas.
José Eduardo Gómez M.
Cali
* * * *
Señor Director:
El problema de Cali es viejo. Es de falta de controles y de autoridad. Y,
claro está, de impunidad. Lo cierto es que esta ciudad, que fuera la de
mostrar, ha decaído. Y no solo las autoridades nacionales tienen que darle
la mano. Sus propios habitantes, gentes honestas en su inmensa mayoría,
deben sacudirse de los deshonestos. De lo contrario, como dijo un lector en
días pasados, Cali dejará de ser Cali, y eso nos duele.
Luis Alberto Velandia
* * * *
Señor Director:
No puede ser más lamentable la situación de las dos ciudades a las que
alude su editorial. Nada menos que la tercera y la cuarta del país.
Barranquilla y Cali no merecen administraciones como las que tienen, con sus
jefes hoy en el banquillo. Que la Procuraduría y los jueces actúen con rigor
y celeridad para poner orden en ambas.
Hernando M. Buitrago
Un ‘articulito’
Señor Director:
A propósito de su editorial ‘La salud, a pupitrazos’ (05-12-06), los
profesionales y trabajadores de la salud solicitamos al Congreso que en la
reforma de la Ley 100, que ahora entra a conciliación, se incluya ‘un
articulito’ del siguiente tenor: “En las Empresas Sociales del Estado, para
sus actividades misionales, no existirá tercerización de la relación
laboral”.
Lo anterior para ganar pertenencia y mayor compromiso y evitar la
proliferación de las cooperativas de trabajo asociado, que intermedian la
relación laboral y se quedan con el sueldo de los trabajadores, con la
complacencia del Gobierno. ¿Se acabó el empleo público en el sector de la
salud?
Herman Redondo Gómez, M. D.
Vicepresidente de la Asociación Médica Colombiana
¿Por qué contra los particulares?
Señor Director:
Veo con gran preocupación la inquietud que tiene el Alcalde de establecer
el Pico y Placa los sábados para los carros particulares. La contaminación
de Bogotá se la debemos a la gran cantidad de buses viejos y desocupados que
andan por toda la ciudad, lo mismo que los taxis en busca de pasajeros. Mi
propuesta es que la restricción se aplique a los vehículos de servicio
público igual que a los particulares, con cuatro números y no con dos, como
se está haciendo.
Queda uno aterrado al ver cómo los transportadores matriculan buses y taxis
estando congelado dicho trámite; además, se han llevado el dinero de la
‘chatarrización’ y el Alcalde los sigue premiando con un Pico y Placa de dos
números.
Fernando Mejía
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