CHAU, PAOLA TURBAY

Es inevitable escribir sobre Paola Turbay porque ella puso al periodismo de todos los colores a opinar sobre el sí y el no de su matrimonio, que no fue con ningún multimillonario veloz, sino con un muchacho pintoso y ganador. Unos dijeron que era el colmo de los colmos, otros tímidamente lo aceptaron. Quienes vieron a los novios vía TV desde la iglesia, dicen que fue un programa pesadísimo. La gente quería ver a los que fuimos a la boda para criticarnos y burlarse de nuestros alquilados corbatines. Qué vaina: a la gente la trasnocharon y en vez de mostrarle lo que quería ver, solamente a un Obispo y a unos novios les mostraron. Tras las reacciones airadas contra lo que llamaron lobería y cursilería con televisión , me hago una pregunta: A quién lastimó Paola Turbay en sus 30 meses de reina fresca y juguetona? Creo que a nadie. Y por qué algunos se pusieron tan bravos? Porque muchos amigos del periodismo andan en Bogotá con el genio revolcado por culpa de los trancones y la mala