Al contabilizar las exportaciones totales, se reduce la caída a solo 0.9 por ciento. Es decir que mientras en el primer semestre de 1991 se vendieron productos por 3.476,3 millones de dólares, este año solo se llegó a 3.443,7 millones.
De acuerdo con los exportadores, factores de política interna como la revaluación del peso, la disminución en los niveles de certificados de cambio y las modificaciones en las reglas de juego se han sumado a la caída en los precios internacionales de varios productos, y a la recesión en la economía de Estados Unidos, para favorecer el retroceso en el ritmo de crecimiento de las ventas, sobre todo de las no tradicionales.
Contrario a lo que sucedió el año pasado, las compras externas fueron las que dinamizaron el comercio exterior del país.
Las importaciones crecieron 14.2 por ciento, al sumar 2.756 millones de dólares, incremento en el que influyó notablemente la adquisición de reactores nucleares, calderas, máquinas, aparatos y artefactos mecánicos, y aparatos eléctricos, motivado en gran parte por el racionamiento energético.
La reactivación de las importaciones, unida a la caída en las exportaciones, hizo que el superávit comercial del país se redujera en 375.3 millones de dólares en relación con el primer semestre del año pasado. En total, las ventas menos las compras externas sumaron 687.8 millones.
Los productos que sintieron con mayor fuerza la reducción en las ventas externas fueron prendas y complementos de vestir (con una disminución de 56.3 por ciento), productos de fundición, hierro y acero (-15.7 por ciento), piedras preciosas y semipreciosas (-12.6 por ciento), y productos editoriales y de la industria gráfica (-14.5 por ciento).
Las aduanas más dinámicas fueron la de Buenaventura, a través de la cual ingresó el 19.5 por ciento del valor total importado en el semestre, y la de Cartagena, a través de la cual salió el 36.6 por ciento del valor exportado.