El presupuesto deberá estar soportado en metas de corto, mediano y largo plazo. La definición de metas, propicia la visualización de un panorama más amplio, que incentiva a manejar y distribuir el dinero de tal forma que se pueda cumplir cada una de las metas en los plazos adecuados y la creación de patrimonio sea un propósito realista.
Ser consciente no solo del dinero que se devenga o que se obtiene por medio de rentas, sino también tener la certeza del nivel de gastos, propicia un ambiente de organización y control.
Conocer el porcentaje de los ingresos que se destinan a la cancelación de los costos fijos (servicios públicos, arriendo, cuota para el carro, entre otras), significa, un compromiso con estas obligaciones y por lo tanto el cumplimiento de las mismas.
Cancelar las obligaciones mes a mes, es la mejor forma de evitar acumular e incrementar las deudas.
Algunas veces las personas dejan acumular sus obligaciones mensuales básicas, como el pago de la administración del edificio y después de un tiempo encuentran que deben asumir los intereses por mora y se dan cuenta que su dinero ha perdido valor. Situaciones como estas son las que contribuyen a que el nivel de deuda se incremente y por lo tanto la estructura del patrimonio se deteriore.
Por el contrario, cuando una persona no solo destina parte de sus ingresos para el pago de obligaciones fijas, sino también destina otra porción al pago de la deuda adquirida por conceptos diferentes, por ejemplo el pago de la cuota del carro, es consciente de que primero debe asegurar la cancelación de estos rubros y después sí debe pensar en otras metas.