Una vez terminadas las difíciles jornadas encima de la bicicleta los ciclistas tienen varias actividades que rigurosamente deben cumplir. La etapa expira y los auxiliares están prestos a recibir los caballitos de acero una vez los pedalistas cruzan la raya de sentencia. No todos van directamente al hotel.
El ganador de etapa y los que por sorteo tienen que ir al control al dopaje se deben someter a la prueba. Otros, por ser líderes de alguna clasificación, son requeridos en los actos protocolarios.
Los capos o los que mejor están ubicados en la clasificación general tienen el privilegio de ser los primeros en recibir el masaje. Van a la habitación que les corresponde donde los espera el agua, el jabón y la ropa sucia.
Lavan el uniforme, las camisetas, las pantalonetas y las zapatillas.
Después de demostrar sus habilidades viene el rato libre. Nosotros tomamos con calma todo. Lo más importante para nuestro descanso es la parte del masaje. Es lo que más esperamos después de cada etapa, afirmó Daniel Rincón, corredor de EPM-Orbitel.
A las 7:00 p.m. bajan al comedor y luego salen a dar una vuelta cerca del hotel para hacer la digestión y no acostarse con el estómago lleno.
A las 9:30 p.m. todos están en sus habitaciones para dormir. A la mañana siguiente se bañan, se desayunan y salen al punto de partida, donde comienza una nueva jornada. Ayer, al cirre de esta edición se disputaba la penúltima etapa de la Vuelta a Colombia Pilsen 2006.