Lo que los distribuidores olvidan es que el cine no es un sofá, un restaurante o una camisa, sino un arte de múltiples facetas y que los consumidores no son solo adolescentes desprogramados, sino un grupo de personas adultas, amantes del buen cine, que exigen ver algo más interesante y atractivo que a Johnny Depp disfrazado de pirata.
Es evidente que no hay ningún cinéfilo asesorando a los distribuidores y que el respeto por el público es algo en lo que aquí no se piensa el cine latinoamericano, europeo y asiático prácticamente es un desconocido y que esta es una cartelera nutrida casi exclusivamente por Hollywood. Películas como La niña santa, de Lucrecia Martel; El aura, de Fabián Bielinski; Oliver Twist, de Roman Polanski; Caché, de Michael Haneke; The Squid and the Whale, de Noah Baumbach; Good Night, And Good Luck, de George Clooney, o The Intruder, de Claire Denis, hacen parte de una larga lista de ilustres filmes no exhibidos aquí, que superarían fácilmente la extensión de esta columna.
Los distribuidores deberían confiar un poco más en las capacidades intelectuales del espectador y mostrarnos por fin ese cine, el invisible, el verdaderamente bueno.
Sin embargo, el público de Bogotá no tiene de qué quejarse. La iniquidad en la distribución de las películas en Colombia es inaudita. Vean un listado breve de algunas películas que ya se exhibieron este año en Bogotá y que a la fecha todavía no se han estrenado comercialmente en Medellín: Después de medianoche, El nuevo mundo, Caminos a Koktebel, La historia del camello que llora, Vanidad, El niño, La vida de nadie, Los Edukadores, Tacha azul, Todo es por amor, Las llaves de la casa, El increíble castillo vagabundo. Si películas como estas se demoran entre tres y cuatro meses en pasar de Bogotá a Medellín, la considerada segunda ciudad del país, entonces, me pregunto yo, ¿qué tipo de cine verán, por ejemplo, en Bucaramanga, Armenia o Popayán? ¿De qué hablamos cuando decimos que tal o cual película se estrenó en Colombia? ¿No estaremos diciendo que se estrenó solo en Bogotá, mientras en el resto del país disfrutan de Superman y Locas vacaciones sobre ruedas? Señores distribuidores: ese es el público que ustedes están formando; luego no se quejen de que la gente recurra a la piratería para ver el cine que ustedes no le ofrecen.
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