Con estas técnicas plasmaba muy bien en su primera etapa temas indigenistas y costumbristas en los que representaba escenas cotidianas y con los que buscaba poner el dedo en la llaga sobre la problemática social.
Eran obras en las que utilizaba grandes volúmenes que definían muy bien los contrastes. Pues bien, once de estos trabajos fueron donados recientemente por su familia al Museo Nacional y son exhibidos en la sala Federalismo y Centralismo, del segundo piso, donde estarán hasta el 15 de octubre de este año bajo el nombre de Ariza sobre papel.
Son, en total, tres dibujos, siete grabados y un libro, realizados entre 1935 y 1994, que permiten recorrer la etapa temprana de su producción y se constituyen en una muestra significativa de su obra gráfica, como explicaron los curadores del Museo.
Los estudios de litografía, los grabados en cobre y la xilografía, fueron realizados por el artista precisamente durante su estadía en Japón entre 1936 y 1939.
De los grabados pasó a las acuarelas, siempre siguiendo las técnicas aprendidas en Japón, como aquella que lo hizo reconocido, la de sugerir con pocas pinceladas una impresión, un sentido nostálgico de la naturaleza y el empleo de tintas aguadas para conseguir su famosa neblina ambiental, como dicen los responsables del Museo.
La misma neblina que lleva al visitante a hacer un recorrido por los espectaculares paisajes colombianos y por la que todavía es recordado.
SUS TRABAJOS.
"Ariza se empeñó en documentar la geografía del país. En sus obras están el río Magdalena, el Eje cafetero, el páramo...
Críticos y biógrafos, que reseñan la vida y el trabajo del artista.