Cada región tiene sus desechos característicos. En Cali es la esterilla de guadua; en Medellín, la madera de desperdicio de los aserraderos; en La Costa (Barranquilla y Cartagena, prima el plástico; y en Bogotá y Bucaramanga, la madera recubierta de paroy, aunque últimamente se ha reemplazado con el plástico verde que bordea las obras civiles.
La prioridad es cambiar los deshechos por materiales permanentes. Cuando se logra reunir algo de recursos, antes que nada se construye otra habitación -a veces para arrendarla-, luego la cocina y por último el baño.
"El 72 por ciento de los habitantes informales mejoran su hogar después de los seis meses de habitación", explica la investigadora Mercedes , candidata a doctora en Urbanismo.
"Se usan elementos reciclados (puertas, ventanas) y se ahorra a través del almacenamiento de materiales. Además, el trabajo se hace comunitario o en minga y el favor se retorna para ayudarle a quien le colaboró a la familia con el tradicional cierre de tejado", indica Carlos Roberto Peña, ingeniero catastral e investigador.
Uno de los aspectos más interesantes es que la vivienda autoproducida busca satisfacer la necesidad de hábitat y no se percibe como una mercancía.
Que lo que más anhelan son los servicios públicos y que no consideran que existan problemas ambientales a pesar del altísimo hacina-miento y los graves problemas de higiene.
LAS CIFRAS QUE PREOCUPAN...
De 5.915 encuestados sólo 15 tenían empleo estable.
El 32 por ciento son hogares nuevos (de 20 a 40 años).
Generalmente el jefe del hogar es la mujer, porque los hombres han ido muriendo por la violencia.
En las familias extendidas el jefe del hogar es el hombre o los abuelos y hay superposición de hogares de 3 ó 4 generaciones. De hecho, el 45 por ciento de la población tiene menos de 16 años.
Hay un marcado proceso de filtración de estratos superiores a inferiores por efectos de la pasada crisis.
El 23 por ciento son analfabetas pero la cifra llega a los 49 puntos porque olvidan leer y escribir por falta de uso. El 35 completó la primaria y apenas el 2 tiene algún grado de educación superior.
Antes de llegar al bien, el 60 por ciento eran arrendatarios y 16 por ciento fueron propietarios expulsados del campo. Las invasiones les permiten a los desplazados 'camuflarse' para dificultar su localización.
Apenas el 3,5 por ciento piensan en el crédito hipotecario, la mitad espera para pagar de contado y el resto prefieren el 'gota a gota' porque tienen la firme convicción de que el banco pone en peligro todo su esfuerzo.
LOTES Y URBANISMO PIRATA - Sólo en Bogotá es claro que las vías son imprescindibles para el desarrollo. Los constructores pirata se han 'preocupado' por hacer loteos regulares con 5 metros de frente y 10 de fondo.
- En el resto de ciudades, los lotes son irregulares -especialmente en pendiente- y no dejan ningún espacio para el acceso. No se contempla la posibilidad de hacer terraceos para bajar los costos y aprovechar espacios.
- El valor de los lotes oscila entre 5 y 11 salarios (4 y 8 millones de pesos).
¿EN QUÉ TRABAJAN? Sólo la mitad de la población es económicamente activa. De esta, un 18 por ciento está desempleado, otro 15 son amas de casa y el 17 tienen discapacidad física o mental.
Así, el sustento recae en apenas un cuarto de los habitantes que logran conseguir una actividad para generar ingresos.
Quienes tienen empleo encuentran oportunidades como domésticas, celadores (vigilantes privados), obreros de construcción, coteros y madres comunitarias.
El 78,9 por ciento de los que logran trabajar gana menos de 0,5 salarios mínimos y el 15,81 no completa el salario. Menos del 2 por ciento supera los 408.000 pesos. Una cifra similar a las de La India, el país más pobre del mundo.
No hay una estructura de gastos del hogar, se vive el día a día. El mayor gasto se presenta en alimentos y transporte.
El vestuario se da una vez al año ligado a la temporada escolar.
El entretenimiento se basa en la televisión (ojalá por cable), la radio, el tabaco y el alcohol. Los demás gastos del hogar se convierten en suntuarios.
Cambios en la ocupación ilegal Precisamente por la carencia de suelo y el desplazamiento se marca un aumento de la invasión de tierras baldías o en engorde y de las áreas de expansión.
El 'urbanismo pirata' evoluciona acercándose a las normas mínimas que fija el Estado.
Se apropian de los predios a través de la disputa de terrenos urbanos o suburbanos en litigio (terreros).
Se ocupan las zonas de riesgo (humedales, rondas).
Ya no se invaden sólo los lotes vacíos. También entran en el objetivo vías férreas y vehiculares, bodegas y minas abandonadas, basureros públicos, rondas de agua (ríos, quebradas, humedales y costas) y zonas de protección por alto riesgo (energía, gasoductos).