Todos están allí para ser descubiertos (fíjese en la cinta de enmascarar o en la viruta que sale del lápiz) y para señalar que en el arte no hay temas de menor o de mayor categoría.
Como este es el taller de Mateo López, como es el lugar en el que se evidencian sus ires y venires creativos, él siempre está sentado por ahí, trabajando algunos de sus dibujos y contando cuáles son los objetos que creó ese día y sobre las ideas para el siguiente.
Su jornada comienza a las 10 de la mañana y termina a las 7 de la noche, cuando las luces de la galería se apagan.
Esta exposición en tiempo real crea un espacio en transformación (como lo es un taller, así sea de mecánica), donde las cosas se construyen, se destruyen y se vuelven a construir, y donde el tiempo siempre está presente.
Vemos, entonces, una libreta anillada que fue destruida, hoja por hoja, para ser convertida en una secuencia de imágenes de objetos de taller. La primera imagen de la serie es el cartón anillado que soportaba las páginas.
Mateo juega con el tiempo y los espectadores pueden hacerlo también.
Hay que ver Adentro y en medio varias veces; ojalá semana tras semana.
Así es notorio cómo el taller se va poblando de nuevos objetos; cómo va creciendo el jardín exterior, que Mateo siembra cada día con hojas y pasto de papel, y cómo el rompecabezas va adquiriendo, lentamente, una forma reconocible.
Cuando todo esté listo, cuando los objetos hayan sido construidos, el jardín sembrado y el rompecabezas armado, la exposición terminará y habrá que levantarlo todo para volver a empezar.
Galería Casas Reigner, Calle 70 A No. 7-41. Teléfonos 2499194 y 3122508.