Tomando como referencia el espectacular avance logrado por Polonia y la República Checa, el autor de la obra hace la siguiente pregunta a uno de sus tantos interlocutores: ¿Y afectará todo esto a América Latina? La respuesta fue: probablemente. Por un lado, la nueva Europa -así denominan a la antigua Europa del Este- atraerá una porción cada vez mayor del capital disponible para inversiones en el planeta. En un mundo de capitales limitados y de creciente competencia para acapararlos, es posible que la nueva Europa se lleve la mayor parte de las inversiones que no capturen China, India y los Estados Unidos.
Adicionalmente, en materia de comercio, la competencia de estos países podría desplazar a muchos países latinoamericanos de los mercados de Alemania, Francia y otros de la vieja Europa. En lo que hace a productos como acero, piezas de automóviles y maquinaria en general, estas economías encontrarán más conveniente reemplazar a proveedores latinoamericanos como México y Argentina por nuevos en Polonia y sus vecinos, ahora socios de la UE.
Ante esta hipótesis, surge un nuevo interrogante: ¿Qué puede hacer América Latina, entonces? Si China le gana por varios cuerpos en la fabricación de productos manufacturados de poco valor agregado, la nueva Europa en productos más sofisticados e India e Irlanda en todo lo que tenga que ver con servicios y computación, ¿qué les queda a los países latinoamericanos? La respuesta fue casi unánime: lo único que le queda a América Latina es explotar su ventaja comparativa de estar geográficamente cerca del mayor mercado del mundo y en la misma zona horaria. Así como la cercanía a la vieja Europa es una de las ventajas de Polonia y sus vecinos, porque reduce los costos de fletes, la vecindad con E.U. es una de las grandes ventajas de la mayoría de los países latinoamericanos.
Con base en estas apreciaciones, que no son cuento chino, sino verdad de a puño, cabe la siguiente pregunta para los acérrimos enemigos del TLC con el país del norte ¿cuál es la fórmula que tienen para poner a competir a países como los nuestros, si hacemos a un lado al principal mercado del universo? Muy interesante debe ser su respuesta.
Como quiera que el centro de atracción es la China, bien vale la pena auscultar un poco más el panorama de la espectacular transformación sufrida por ese país en los últimos veinte años. Para las fuentes consultadas por Oppenheimer, el éxito se encuentra en que están construyendo el socialismo con características chinas. Y en esa etapa, lo que caracteriza las decisiones de los chinos es el pragmatismo que, por supuesto, está inspirado en el cumplimiento de tres requisitos fijados por el Plenum del Partido Comunista en 1997: si la medida conduce a mejorar la productividad. Si la medida ayuda a mejorar la vida de la gente y si la medida contribuye a aumentar la fortaleza del país, tome la decisión y actué. No piense en nada más. Todo lo que cumpla con estos tres requisitos está bien y todo lo que no los cumpla está mal. Así de sencillo, pero de práctico y claro.
Ex ministro de Agricultura .
"La vecindad con E.U. es una de las grandes ventajas de la mayoría de los países latinoamericanos.