Los golpes militares en América Latina son asunto del pasado. Se daban para
suceder a otras dictaduras o para derrocar a gobiernos legitimamente
elegidos. En algunas oportunidades, esas acciones de fuerza eran explicadas
como una respuesta a un concepto subjetivo de malos gobiernos o mandatos
corruptos. La verdad es que los militares como actores de poder pasaron a un
segundo plano en la región.
Por:REDACCION EL TIEMPO
24 de abril 2006 , 12:00 a. m.
La democracia se fue imponiendo en los distintos países, pero eso no
habilitó a los gobernantes para que necesariamente tuvieran ese carácter.
Por el contrario, el abuso de poder y las prácticas corruptas de los asuntos
de gobierno se ha extendido. Buena parte de las denuncias previas a la caída
de esos gobernantes ha sido resultado de valientes trabajos periodísticos,
al estilo del caso Watergate en E.U. Aquí, con los elementos del
subdesarrollo.
Carlos Salinas, en México; Arnoldo Alemán, en Nicaragua; Rafael Calderón y
Miguel Angel Rodríguez, en Costa Rica; Lucio Gutiérrez en Ecuador; Carlos
Andrés Pérez en Venezuela; Alberto Fujimori en Perú y Carlos Menem en
Argentina, ilustran los fenómenos.
No es un libro con pretensiones políticas o que debata modelos ideológicos
de los personajes. Sencillamente cuenta hechos de la realidad
latinoamericana y de sus frágiles democracias. Y agrega dificultades que
deben enfrentar los periodistas que investigan los hechos, que en todos los
casos descritos resultaron contundentes.