El jefe militar del Eln, Antonio García, que terminó ayer en la Casa de Paz de Medellín una semana de encuentros con distintos sectores de la sociedad, fue siempre sereno. Escuchó una tras otra las intervenciones y tomó notas, pero se esforzó por dejar claro que el proceso de paz no será pronto.
No hay que hacerle ilusiones a la gente. Este proceso no se va a resolver con una varita mágica repitió durante los diversos encuentros.
Sus respuestas sobre la transformación de la sociedad, la participación y la democracia mostraban más a un vocero político que a un guerrero y jefe militar.
Evitó temas espinosos Nunca alzaba la voz y explicaba sin exasperarse que el Eln no piensa la paz como un desarme, pero evitaba con habilidad algunos temas.
Nos gusta la idea de la democracia participativa de la que habla el Eln, pero no vemos que sea consecuente. Por ejemplo ¿qué pasó con la masacre de cinco conductores en San Luis en 1998?, le preguntó un líder del oriente antioqueño.
García pareció sordo y continuó hablando de otros temas. Para él, tanto el secuestro como las minas y el desplazamiento forzado tendrán su momento. No somos reacios al tema, pero vamos a mirarlo más adelante, dijo . El guerrillero, que comenzaba las jornadas a las 6 de la mañana y las terminaba a las 12 de la noche, se negó a revelar cuántos secuestrados tiene el Eln y el número de combatientes de la organización.
Surgimos con 17 hombres y en 1991 teníamos 28 frentes. Hoy son el triple.
Ustedes no lo ven, ni yo tengo por qué decirlo, respondió. Aseguró que el repliegue del Eln en algunos territorios no obedece a un debilitamiento militar, sino a que hoy no hacen confrontación regular sino en los sitios donde conviene políticamente. García afirmó que el grupo guerrillero no está de acuerdo hoy con tomas a pueblos con cilindros de gas y no cree que los atentados a los oleoductos envíen ya un mensaje. Sin embargo, agregó que no abandonan el escenario militar.
Provocación desde Itagüí Su visita fue perturbada desde la cárcel de Itagüí cuando varios mandos medios presos del Eln emitieron un comunicado junto al jefe paramilitar Don Berna y a otros reclusos de las Farc, en el que anunciaron su intención de hacer un desminado.
García desestimó el pronunciamiento diciendo que quienes lo firmaban no eran parte de la dirección del grupo guerrillero.
Tras cinco días de encuentros se marchó diciendo que la sociedad no le pide al Eln que se desarme, sino que genere cambios. Regresó a Venezuela a prepararse para la tercera ronda con el Gobierno en Cuba, que comenzará el próximo martes.
LOS FRUTOS DEL VIAJE Antonio García dice haber recogido durante estos cinco días de encuentros insumos para lo que sería el diseño de un proceso de paz formal con el Gobierno, que debe plantearse la próxima semana en Cuba.
Aclaró que ni el secuestro ni el desminado serán temas de esa tercera ronda de conversaciones. No hay temas gruesos. Allá se va a definir la agenda y el diseño, explicó.
Dijo, sin embargo, que la voluntad de paz del Eln es real.
Definió como otro de los frutos de su estadía en Medellín la próxima creación de nuevas Casas de Paz en otros lugares del país para los encuentros con sectores civiles.
INSTANTES DE UNA SEMANA HISTÓRICA Empresarios, líderes políticos y comunitarios, habitantes del oriente antioqueño, miembros de las centrales obreras y estudiantes hablaron cara a cara con el segundo comandante del Eln.
Más de cien estudiantes universitarios del país discutieron con García el jueves propuestas para la agenda de paz.
Crearon una red universitaria para el proceso.
Wilson Borja (atrás), Germán Reyes (al medio) y Antonio Navarro, del Polo Democrático, el único partido que lo visitó en la Casa de Paz. Ellos invitaron al Eln a hacer política con el Polo.
Aquí, con los gobernadores de Antioquia, Aníbal Gaviria (izq), y de Nariño, Eduardo Zúñiga. Ellos y otros mandatarios locales insistieron en el desminado. Pidieron la libertad para Galán.