Hoy, después de muchos siglos de lucha y de negociaciones directas con los últimos cuatro gobiernos, los Wayuú tienen la explotación de la sal en Manaure (La Guajira) a través de la empresa Sama, la cual fue creada al amparo de la Ley 773 de 2002 o Ley Sama. El 76 por ciento de la propiedad de la empresa es de las comunidades indígenas y el resto del gobierno municipal.
Las ventas del producto se encuentran en el mejor momento de los últimos seis años con 402.198 toneladas en el 2005, que facturaron al menos 11.000 millones de pesos. Manaure participa con el 48,5 por ciento de las ventas totales de sal cruda del país.
Esa recuperación fue alentada por un plan de choque iniciado en el 2002 por la estatal Concesión Salinas, el cual se basó en una reducción de costos y gastos, así como en el mejoramiento de la gestión de los principales centros de producción; Manaure, Galerazamba, Zipaquirá, Nemocón y Upín.
Ese crecimiento de Manaure podría ser mayor en un futuro al amparo de unas inversiones que se tendrían que hacer en la adecuación del puerto para subir las exportaciones y desde hace varios días están listos los prepliegos para abrir una licitación y conseguir un operador estratégico.
El socio, quien debe demostrar experiencia en el negocio, se deberá comprometer a extraer cierta cantidad de sal de unos depósitos cristalizados.
Aunque el operador se encargará de sacar el mineral, los Wayuú continuarían como los dueños y compartirían los ingresos mediante un porcentaje de las ventas, los cuales van a una fiducia y se invertirían en proyectos comunitarios.
Sin embargo, el gerente saliente de Concesión Salinas, Juan Andrés Carreño, dice que están faltando cinco centavos para el peso pues a pesar de que en un principio las comunidades habían aceptado la fórmula, han presentado una contrapropuesta para operar la mina directamente.