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EL CHACAL CASI CAE EN COLOMBIA

La última fase de la operación en Colombia para capturar a Ilich Ramírez Sánchez, El Chacal comenzó el 31 de enero de 1978. El contacto árabe de un alto investigador de la Interpol en Bogotá le había dicho al funcionario pocos días atrás todo lo que necesitaba saber.

El Chacal debía llegar a Colombia por Urabá antes del 6 de febrero. Ilich se proponía entrar al país utilizando el puerto de Turbo, a bordo de un barco carguero, amparado en la identidad de un monje jesuita.
La información tenía una fuente adicional: la Embajada de Israel. Todos sabían cuál era la misión de El Chacal , pero era lo de menos. Había que capturarlo.
El 31 de enero el investigador de la División de Extranjería salió de la dirección del DAS con la misión más importante de su vida: capturar al terrorista más buscado del mundo. Bajo su brazo llevaba una carta del ministro de Defensa que lo autorizaba a solicitar cuanto apoyo necesitara para aprehender a El Chacal .
El director del DAS en Medellín le dio el único apoyo que el funcionario de Extranjería exigió: un topógrafo y experto en identificar huellas digitales, dos investigadores, dos ametralladoras y un vehículo.
Paradójicamente, el automotor en el que partieron los investigadores era el mismo en el que cayó por primera vez en poder de las autoridades colombianas el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, en 1976. con 20 kilos de cocaína.
Bajo la apariencia de narcotraficantes dispuestos a apostar en las galleras cuanto dinero tuvieran, los cuatro detectives partieron hacia Turbo. Pero su primera sorpresa la vivieron en Dabeiba.
Una noche, cuando cenaban en un restaurante poco lujoso, un hombre de 1.85 metros de estatura, de contextura gruesa, acento europeo, nariz aguileña, piel trigueña y ojos negros apagados entró al lugar y ocupó una mesa del restaurante.
Todos creyeron estar frente a El Chacal . Entonces, con el apoyo de la Policía lo condujeron hasta el cuartel del pueblo.
Hasta cuando el detective del DAS tomó las huellas del pulgar y del índice del sospechoso, todos estaban convencidos de que se trataba del terrorista venezolano. Las dos coincidían con las del delincuente. Pero el registro dactilar de los últimos tres dedos no coincidió con el del hombre al que le era igual de fácil accionar una granada o disparar una ametralladora.
El joven abandonó la Estación de Policía en medio de las disculpas de los investigadores y con un asombro absoluto al descubrir que su parecido con Ilich podía traerle problemas.
El viaje hacia Turbo continuó. Desde el 5 de febrero los detectives del DAS llegaron a la Bahía y decidieron no moverse de allí hasta que atracara el barco carguero.
Llegó Ilich
Los cuatro funcionarios asignados para la misión saltaron de alegría. Era la noche del 6 de febrero y la embarcación que esperaban ancló a dos millas de Turbo. En ella estaba su objetivo, cuya vestimenta de monje ocultaba la personalidad del terrorista que puso en jaque más de una vez a casi todos los países de Europa.
Al jefe del grupo le parecía increíble tener tan cerca al delincuente que protagonizó la toma de la Villa Olímpica en Munich en 1972 y asesinó a 11 deportistas israelíes.
Durante 48 horas, Ilich Ramírez Sánchez estuvo a bordo de un buque en aguas territoriales colombianas justo en frente de los cuatro incógnitos agentes colombianos que lo esperaban.
Sólo bastaba encontrar dos lanchas y apoyo de la Armada Nacional para que los funcionarios del DAS lograran capturar al principal protagonista del terrorismo en toda Europa.
Sin embargo, mientras un militar encargado de proporcionar las lanchas dormía plácidamente después de una fiesta semiprivada, el barco partió cargado de banano y con El Chacal a bordo sin que los investigadores del DAS pudieran hacer nada para evitarlo.
De alguna manera los funcionarios del DAS fueron detectados por su contacto en Turbo, a través de quien El Chacal supo que ese no era precisamente el mejor momento para bajar del barco y decidió permanecer en él hasta que la nave regresó al lugar de partida.
La misión de El Chacal en Colombia no era sencilla. El debía preparar la fuga de Charles Laurent Jean Baptiste Fiocconi, el narcotraficante francés que participó en la French Conection , pionero del negocio de las drogas en Colombia.
Fiocconi y El Chacal nunca se conocieron pero fue su relación la que determinó que el terrorista venezolano estuviera en Colombia a punto de ser capturado.
Fiocconi era un personaje famoso en el mundo del hampa. Había sido capturado a principios de los años 60 en Italia cuando celebraba haberse ganado el primer millón de dólares en el negocio de los narcóticos. Tras la captura fue recluido en la cárcel de Nápoles de donde huyó acompañado por varios terroristas de las Brigadas Rojas Italianas.
Posteriormente en Francia huyó de la cárcel de Marsella, esta vez en compañía de revolucionarios corsos. Y pocos meses después se fugó también de la prisión de Liverpool. Con él abandonaron la cárcel varios reos del IRA.
En 1964 Fiocconi volvió a caer en poder de las autoridades, esta vez de Estados Unidos. Recluido en la prisión de seguridad de Atlanta fue condenado a 25 años de cárcel por delitos de narcotráfico y concierto para delinquir. A los cinco años huyó. Sus compañeros de huida fueron entonces algunos miembros de las Panteras Negras, entre quienes se encontraba el líder Eldridge Cleaver.
Pero cuando el 25 de junio de 1977 volvió a caer preso en Bogotá, Fiocconi supo que era el momento para cobrarle el favor a su amigo de las Panteras Negras.
El narcotraficante le hizo saber a Cleaver que debía conseguir a un mercenario que fuera capaz de sacarlo de la cárcel de La Picota, en donde las medidas de seguridad eran extremas en razón a la detención de los guerrilleros del Autodefensa Obrera (ADO) que asesinaron al Ministro Pardo Vuelvas. Ese hombre, seleccionado por Cleaver, era El Chacal .
Lo que la historia no ha podido precisar es si ésta es una de las pocas misiones en las que El Chacal fracasó.
Seis meses después, nadie sabe con la ayuda si con la ayuda de Ilich o no, Fiocconi logró huir de La Picota en compañía de varios presos políticos colombianos.
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