El álbum del torneo, que cada cuatro años circula en el país, y que representa ganancias por 7.000 millones de pesos, tiene enfrentados a dos empresas.
Por un lado, Distripress, que cuenta con la autorización de la multinacional italiana Panini para la distribución del álbum, y Ozalid, una empresa importadora y distribuidora de papel.
Semanas antes de que comenzara a comercializarse el álbum oficial, Distripress realizó una campaña de prensa informando que sería el único distribuidor de dicha publicación, al tiempo que advertía a los minoristas que aquellos que vendieran el álbum pirata serían procesados por la justicia.
Por su parte, Ozalid, emplazó públicamente a Panini Distripress a través de un aviso que apareció publicado el pasado 30 de mayo en EL TIEMPO para que demostrara y acreditara que son licenciatarias exclusivas de los derechos de explotación comercial de las federaciones de fútbol (logos y uniformes) y de las imágenes de cada uno de los jugadores participantes en la copa mundial de fútbol Alemania 2006.
De esta publicación se deduciría que Ozalid tendría interés en participar en el negocio.
Consultados por este diario, funcionarios de Distripress afirmaron que fueron autorizados directamente por Panini y la Fifa (ver facsímil) para realizar la distribución del álbum en el país y que con la campaña de publicidad solo quisieron salirle al paso a la competencia desleal.
Agregaron que la solicitud de Ozalid no tiene sustento jurídico pues solo se puede emplazar a una empresa a través de una orden judicial, que en este caso no existe.
EL TIEMPO intentó consultar la posición de Ozalid al respecto, pero los directivos de esa empresa se abstuvieron de hacer comentarios.