Hasta dónde ir? En qué cambia la Policía? Cuáles son las expectativas?. EL TIEMPO realizó un foro con estudiosos del tema: el procurador para la Policía Judicial, Guillermo Villa; el sociólogo del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Nacional, Alvaro Camacho, y el senador Fabio Valencia. El general Miguel Antonio Gómez Padilla responde a unas y otras inquietudes.
Simultáneamente, Colombia propone adoptar la primera estrategia de seguridad ciudadana producto de la concertación.
El Gobierno concertará en breve una serie de talleres nacionales que, una serie de talleres nacionales que, con la participación de gobernadores, alcaldes y comunidad, servirán para formularla.
Hablan los reformadores de la Policía 1 Cuáles son, en su opinión, los aspectos dorsales de la reforma? 2 Qué Policía encuentra la reforma. 3 Fiscalía y Procuraduría exigían una reforma radical e inclusive replantear la actual estructura del generalato No es esta una reforma excesivamente tibia, quizá cosmética? 4 Cómo garantizar la efectividad de la veeduría ciudadana y el efectivo cambio de actitud en el agente raso o en el suboficial y el oficial proclives al dolo? Tenemos la Policía que nos merecemos 1.La existencia de la nueva figura del Comisionado Civil, verdadera espina dorsal en este proceso. Del éxito de su gestión dependerá, a su vez, el éxito y el futuro de la reforma. El primero será el más importante de todos los comisionados, porque afrontará el problema de la desobediencia policial. Y del agente proclive a burlar a los mandos, los reglamentos y la ley.
Un segundo aspecto es el avance en el proceso de recuperación de la civilidad para la policía, en detrimento del carácter eminentemente castrense que ha imperado de unos años para acá en la institución.
En tercer lugar, el avance en la recuperación de la calidad humana del policía. Uno de los grandes males está en la deficiente formación educativa y personal de muchos de los agentes, quienes tienen un bajo estrato socioeconómico y cultural.
El otro gran punto es el mejoramiento de las condiciones salariales, porque obviamente eso le procurará, junto con una mejor formación, una mejor calidad de vida para él y para los suyos.
2. La que nos ha dado la tierra. Tenemos la policía que nos merecemos. Uno nota dos grandes divorcios: el primero, entre la voluntad del mando policial y lo que hacen en realidad los efectivos policiales subalternos, y el segundo, entre la institución policial y la sociedad civil a la que, no me cansaré de repetir, se debe esa policía.
Hay un mando policial con una voluntad excelente, pero un policía que no está respetando los derechos civiles. No hemos entendido que la gente no se puede maltratar, que el delincuente también tiene derechos y hay que respetárselos. Es el compendio de garantías que instituye el artículo 29 de la Carta, el derecho a un debido proceso.
Lo más grave es cuál es la policía que está enfrentando a nuestra población civil? Hay un gran sector policial que está dedicado a la comisión de actos ilícitos, comprometidos con secuestros, extorsiones. Es la experiencia del Unase de Medellín, que se organizó para todo menos para hacer secuestros. La Procuraduría tiene cargos en tres asuntos contra el grupo Unase de Medellín.
Tenemos una policía muy propensa al abuso de la fuerza para liquidar al presunto delincuente. En ciudades como Pereira, Bucaramanga, Aguachica han estado comprometidos miembros de la Policía Nacional en operaciones de limpieza. Hemos encontrado agentes de la Policía comprometidos en el hurto de vehículos en muchas ciudades, y estamos hablando sobre la base de actuaciones procesales que nos dan pie para hacer afirmaciones en ese sentido.
Alguien podrá decir: esa es la actuación de la menor parte de los miembros de la institución. Es cierto. Pero son las actuaciones de esa minoría las que enturbian la imagen y el papel de la institución. La Policía no se puede dar el lujo de efectuar 99 operaciones buenas y una mala. Tiene la obligación de adelantar cien operaciones buenas de cien.
Qué puede esperar el ciudadano de la Policía?, no se le puede exigir que diferencie el policía bueno del malo, para el ciudadano existe una institución. Esta diferenciación es responsabilidad del mando policial y de los organismos encargados del control interno.
No es cuestión de la Procuraduría. En la mayoría de los eventos, las quejas se desechan porque no tienen justificación alguna. Ahora, si la Procuraduría debe imponer una sanción, esa es su función constitucional y legal. No es la Procuraduría la que viola la ley, y por ello, no se puede acusar de entorpecer la función o actividad de algún organismo.
3. No lo veo así. Este es un paso muy importante. Lo trascendental no es que le llamemos general o coronel, sino la actitud civilista y respetuosa de los derechos que ese señor tenga frente a su institución y a su población.
Se aspiró a mucho, pero lo que se consiguió es bastante y es muy bueno. En el papel, tal como está, hay unas condiciones propicias, una coyuntura que, me parece, favorece el cambio. Habrá que ver la reforma funcionando en la práctica. Tener mucha esperanza y fe en que nos funcione el comisionado, porque si fracasa, fracasa la reforma, y será más grave y profunda la crisis que sobrevenga, que la que estamos tratando de confrontar hoy.
4. Hay que exigir una mejor formación académica en los aspirantes a la Policía y reformar radicalmente el pénsum para que haya, por fin, cátedras dedicadas a los derechos humanos, al derecho de gentes, al derecho constitucional. Exigir un mayor énfasis en una educación cívica que acerque a la Policía al ciudadano, que le haga entender que él se debe a su ciudadanía.
Por lo demás, el comisionado como fiscalizador-veedor y en cuanto cabeza del organismo de disciplina interna de la policía, tiene la misión de garantizar la efectividad de la ley y el cambio en la Policía.
Hay que partir del planteamiento de cuestiones reales: la expedición de ese estatuto no es una garantía. Es el principio. Es necesario garantizar, inclusive, una mejor dotación para que la Policía pueda ser eficiente. Sin un apoyo logístico adecuado no podrá cumplir con su labor. No es tanto un problema de un policía para cada ciudadano, sino de unos cuadros bien organizados, equipados y con capacidad de comunicarse para llegar a tiempo.
El Comisionado no puede ser del kinder 1. La ley interpreta la Constitución que define a la policía como un organismo armado de naturaleza civil. Ese es un primer avance. Se diferencia de la función de las FF.AA., que es castrense, militar. La Policía debe cumplir una función con el ciudadano y para él.
Lo óptimo hubiera sido que se llegara a una organización puramente civil. Sin embargo, creo que se dio un paso primero al clarificar de quién depende.
La Policía tenía una dependencia funcional del Ministro de Defensa, pero operativamente tenía una gran libertad de acción. La ley suple ese vacío e, inclusive, prevé la responsabilidad política del Presidente y del Ministro de Defensa en razón de las actuaciones policiales. El primer policía de Colombia es hoy César Gaviria.
Aparece así un control político mucho más claro del Congreso, que podrá llamar a juicio por la función policial al propio Presidente de la República, al Ministro de la Defensa, en cualquier momento, ante a un operativo o por algo que se salga de los cánones de la ley, la moral o la Constitución.
De otro lado, está la organización interna. Se mantiene un director uniformado, pero se crea paralelamente un funcionario de altísima calidad: el comisionado, quien no tendrá solamente una función operativa sino que será veedor-ciudadano, con plena autoridad y autonomía en materia disciplinaria y penal.
Un funcionario que no es equivalente a la figura del inspector, que debe tener las mismas calidades de un magistrado de la Corte Suprema y, sobre todo, que depende directamente del Presidente de la República y es designado por él.
Así mismo, se profesionaliza y especializa la Policía. Primero, porque las funciones se dividen en tres ramas básicas: una policía urbana, que tiene un carácter puramente civil y cuya formación tiene que ser civil (derechos humanos, función social, etc); una policía rural, que yo definiría como la misma urbana con un poquito más de preparación militar por las condiciones rurales de nuestro país, y la policía especializada.
La Policía tendrá unos cuerpos armados, técnica y militarmente preparados: antisecuestro, antiguerrilla, antimotín, pero esos cuerpos no estarán en las calles y, en cambio, estarán coordinados por el Fiscal. Es otro gran avance.
Otro aspecto consiste en que la reforma ataca una crisis que hemos subvalorado: la dignidad del policía. Salarios de miseria, inadecuada formación, deficiente atención en el campo de la salud y en el de la vivienda.
Ahora se crea un establecimiento público que se dedicará únicamente a la atención del bienestar social y a la seguridad social del policía. En el campo de la educación, al margen de la cualificación del agente en sí, la idea es que los hijos del policía tengan las mismas condiciones de los hijos del maestro, y que puedan ingresar a cualquier establecimiento público sin costo.
Finalmente, la ley prevé que el reclutamiento sea local y que, en la medida de lo posible, el policía se mantenga en su región, porque se han creado grandes traumatismos de inestabilidad familiar.
2.Me parece que el policía que tenemos hace parte de la crisis del país, y refleja el deterioro de las instituciones. Para mí es tan mal ciudadano el policía que recibe plata como el ciudadano que se la brinda. Creo que la reforma lleva explícita, no implícita, la urgencia de una nueva conducta del ciudadano frente a la institución. El policía que tenemos no es el que queremos los colombianos. Estamos en un estado de derecho y no podemos ser laxos con la acción de la polícia, pero tampoco con la del ciudadano.
3. Empiezo por decir que la reforma que salió no fue la que propuse: la creación del Departamento Administrativo de la Policía Nacional, dependiente directamente del Presidente y como un organismo puramente civil.
Ocurre, sin embargo, que cuando uno se sienta a analizar con todos los sectores de la sociedad cómo se concibe el problema de una institución que nos toca a todos diariamente, pues hay que, dentro del diálogo, llegar a unos consensos. Los que creíamos que había que dar el paso radical, y sigo creyendo que hay que darlo, transamos, conciliamos.
Ahora, esta ley abre el camino y crea una expectativas muy grandes, pero debe entenderse que es un gran paso el solo hecho de que el gobierno haya convocado una comisión de ciudadanos para hacer una revisión de la Policía.
Esta ley tiene dos facetas: una es un articulado taxativo que desarrolla unos aspectos de la reforma y otra son unas facultades extraordinarias que van a complementar la reforma. Todavía no se han expedido los decretos; es un proceso de seis meses. Y es a este al que debe seguir mirándose con extremo cuidado.
4.Está el control ciudadano. Se establecieron una serie de mecanismos de participación que, aunque requerirán de toda una pedagogía para que el ciudadano entienda la importancia de participar en la acción policial y en la vigilancia de la acción, romperán el esquema que hoy tenemos de enfrentamiento entre la sociedad civil y la institución policial.
De otro lado, hemos dado las herramientas para crear a un policía formado en la democracia. El policía que no acepte esa condición debe salir de la institución.
Finalmente, en lo que sí creo que debe existir absoluta claridad, es en que el Comisionado es el eje de la reforma y que el Gobierno debe tener extremo cuidado en su selección. Ahora no nos pueden salir con alguien del kinder y venir a graduarlo como comisionado.
Se ha empezado a desmilitarizar la Policía 1.Quisiera llamar la atención sobre un aspecto esencial: El problema de la desmilitarización de la Policía que fue uno de los esfuerzos de la comisión. La militarización de la Policía tiene que ver a mi juicio con un hecho: como institución militar ha privilegiado sistemáticamente la defensa de las instituciones y del Estado, y no la del ciudadano. En ese sentido, se ha militarizado en su lógica operativa. Ahí había una zona muy gris entre defensa nacional y seguridad ciudadana.
Al desmilitarizarla, buscábamos que tuviera una orientación más civilista. Eso se logró, en parte, al establecer el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Policiva, que es una nueva institución puesto que la política policial del Gobierno estaba a cargo del Consejo Nacional de Seguridad, fundamentalmente militar.
2.Tenemos policías negligentes, incapaces, corruptos, etc. Pero también tenemos policías muy bárbaros, como en el caso de Santa María del Lago que avocó la Procuraduría. Durante esos días se escuchó en un noticiero una frase, el Comandante de la Policía de Bogotá dijo más o menos lo siguiente: Si un hampón se escuda en la población civil y desde allí ataca a la fuerza pública, si la fuerza pública responde y en su respuesta mata a los civiles, la responsabilidad es del hampón . Con esa lógica se opera. Entonces, hay que pensar en un manual de procedimiento profundamente nuevo y estricto. Hay que revisar a profundidad la lógica de la operación policial.
Ahora, obviamente, uno no puede pecar de iluso y pensar que una ley va a reformar a la Policía. Hay unas políticas estatales y unas deficiencias en ellas que tienen una incidencia directa sobre la accion de la Policía: la ausencia de una política criminal moderna, el monopolio y promoción del alcoholismo, la prostitución, etc. El Policía es el receptor de esa ausencia de una política de seguridad y ello entorpece la labor del policía honesto.
Al lado de ello, hay unas políticas que han producido unos criminales ad-hoc. A raíz de los estatutos de seguridad, el joven de barrios pobres ha sido visto como un potencial criminal y todos los aparatos del Estado lo tratan como si fuera un criminal.
Constantemente, si en Medellín y en Ciudad Bolívar hay jóvenes, es una tragedia terrible. Es una enorme deficiencia de la política del Estado.
Paralelamente a la reforma de la Policía vamos a tener que discutir reformas en situaciones de inseguridad. Un país que produce 30 mil homicidios no culposos está diciendo mucho sobre la inseguridad, cuya prevención no es exclusiva de la Policía. No todo depende de ella.
3.Hay que decirlo claramente, los organismos de control del Estado pusieron un punto muy alto al inicio de la Comisión: Sacar a la Policía del Ministerio de Defensa, quitarle su carácter militar, establecer un nuevo fuero, una serie de reformas que prácticamente implicaban desarmar a la policía. Y existía un proyecto de ley. Esto puso un punto muy alto en la reforma y suscitó reacciones, oposiciones muy fuertes. Se fue corriendo hacia una posición más centrista, pero no lamento que no se hubieran adoptado todos los puntos de vista de la Fiscalía, no veo que hubiera sido posible tomar el planteamiento de los organismos de control del Estado. Esta comisión era esa cosa que hoy día llaman Sociedad Civil, esa sociedad civil está compuesta por gremios del capital, de la propiedad, por ciudadanos alebrestados, por ciudadanos que tienen una mentalidad militarista, por burócratas, está compuesta por toda clase de gente, y la comisión, de alguna manera, reflejó un poco eso. Si usted quiere una reforma, primero tiene que sacarla por consenso para que funcione, y hacer esto implica hacer concesiones. 4.La lógica de la operación policial tiene que ser profundamente revisada. Ahora, es posible que esto sea la primera etapa, que después tengamos una nueva que avance más. Pero usted no va a lograr, en una primera reforma, hecha desde fuera, coger una institución y hacer tabula rasa de ella. Nosotros estamos actuando sobre una institución muy fuerte, armada, y estamos haciendo una primera aproximación al tema de su reforma.
Yo no me lamento no haber logrado lo que algunos ciudadanos querían como ideal. Si se le hubiera dado gusto a todos los ciudadanos, de golpe hubiéramos mantenido una policía peor.
Creo que se sentó un antecedente fundamental. Pienso que se requiere un enorme valor civil de un gobierno para llamar a una comisión ajena, a que la reforme; creo que es un acto democrático y valeroso. Se va a considerar que ésta fue la reforma de la Policía, o lo que hizo, por el contrario, fue abrir como antecedente que la Policía es reformable por parte de los civiles? Si esta segunda interpretación es la correcta, creo que se ha dado un paso de enorme trascendencia, porque eso quiere decir que la política no es la única institución que puede ser reformada por los civiles.