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DROGA: LOS PROS DE LA LEGALIZACIÓN

DROGA: LOS PROS DE LA LEGALIZACIÓN

Ante el fracaso del modelo prohibitivo y represivo para combatir el narcotráfico, el mundo tendrá que enfrentarse en las próximas décadas quiéralo o no al dilema que plantea la legalización de la droga. Pero esa legalización, en el caso de países pobres como Colombia, tendrá que hacerse por consenso universal y extenderse a todo el proceso de producción, distribución y consumo de drogas sicotrópicas. Con esta conclusión terminó el foro Droga y Conflicto Social, celebrado la semana pasada en Medellín y organizado por la Corporación Región y la fundación Viva la Ciudadanía. Durante el mismo certamen se realizó el panel sobre La legalización de la droga .

08 de agosto 1993 , 12:00 a. m.

En el encuentro, fue revelado un informe sobre cómo la marihuana colombiana, al igual que en los años setenta, ha adquirido nuevamente importancia en Estados Unidos, país que la viene produciendo desde hace casi una década. (Ver recuadro) El foro, primero de cuatro que se efectuarán en otras ciudades del país, se cumplió en el Auditorio Alfonso Restrepo Moreno de la unidad de servicios San Ignacio de la Caja de Compensación Familiar de Antioquia (Comfama).

Los invitados fueron el periodista Antonio Caballero, el sociólogo de la Universidad Nacional Alvaro Camacho, Luis Carlos Restrepo, médico siquiatra; el senador Orlando Vásquez Velásquez, miembro de la comisión senatorial que en septiembre estudiará la legalización de la droga en el país, y Ricardo Vargas, miembro del Centro de Investigaciones y Educación Popular (Cinep).

Los expositores y panelistas estuvieron de acuerdo en que la legalización de la droga es solo un paso que la humanidad debe dar para tratar de aminorar los conflictos generados por la prohibición y las políticas estatales de erradicación de cultivos en los países productores.

Para Ricardo Vargas, coordinador del Equipo de Droga del Cinep, la pérdida de vigencia de la prohibición obedece a que sus defensores han levantado un discurso antidroga muy coherente, pero que no tiene en cuenta los problemas específicos de cada región afectada por el cultivo. El prohibicionismo es insuficiente para dar cuenta del impacto socioeconómico de la droga , dice Vargas.

Según el investigador, la producción de droga en países como Colombia debe analizarse no desde el punto de vista cuantitativo como se ha hecho hasta hoy, sino como un problema de economía ilegal en zonas con dificultades socioeconómicas.

Una cosa es el impacto de la amapola en el Huila; otra distinta, en el Tolima y otra muy distinta, el de la marihuana en el Cesar, donde se presenta una crisis por la caída en los precios del algodón, producto básico de la región dice Vargas. Cuando se presentan en los foros internacionales los éxitos de las medidas antidroga de Colombia, generalmente se miden por número de hectáreas erradicadas, número de laboratorios destruidos, número de personas detenidas. Eso es contraproducente, porque el problema está más ligado a las problemáticas socioeconómicas de cada subregión y la manera como se entrelazan términos de crisis y de violencia .

Hablando de un caso concreto, Vargas afirma que cuando el Estado colombiano vaya a la sierra del Perijá, donde ha renacido la siembra de marihuana, a incrementar su política de guerra a las drogas, su política de erradicación estaría siendo un portador más de violencia y entraría a generar un conflicto mayor en esa zona del país.

Por su parte, el periodista Antonio Caballero, que ha admitido que fuma marihuana, opina que la prohibición es el origen del alto precio en el mercado y es la causa directa de que quienes controlan tráfico sean colosalmente ricos y poderosos y, en consecuencia, puedan corromper y asesinar como lo hacen. Esto obliga a los adictos a convertirse en criminales para costear el vicio .

Según él, la prohibición pone el negocio en manos de mafias criminales. Si fueran legales dice, estarían en el peor de los casos controladas por políticos clientelistas, como sucede en Colombia con las licoreras departamentales .

Según el periodista, la lucha antidrogas que se ha desarrollado por treinta años en el mundo ha sido inútil porque su objetivo era acabar con el consumo, y este ha aumentado en vez de disminuir.

Igualmente, el siquiatra Luis Carlos Restrepo cree que la prohibición lleva a pensar en un problema de sanidad que no existe, pues se tiene el mito de que las drogas ilegales son más perjudiciales que las permitidas.

En Estados Unidos dijo mueren anualmente cien mil personas por causa del consumo de alcohol y 300.000 por el consumo de cigarrillos, mientras que por el consumo de sustancias ilegales las víctimas no alcanzan el número de cuatro mil por año . Cómo legalizar? Aunque el senador Orlando Vásquez Velásquez tiene una opinión similar y cree que la persecución contra la producción, distribución y consumo de drogas solo ha traído más violencia, considera que no es factible una legalización de la droga en Colombia porque el país no tiene un manejo aislado, ni interno ni externo.

Por su parte, el sociólogo Alvaro Camacho dice que el problema es cómo llegar a la legalización. Esa es una etapa final de un proceso, después de pasar por la despenalización, la descriminalización y el control de los consumos .

Camacho cree que el problema financiero, del dinero que produce el negocio de la droga, es de los bancos exclusivamente y no de los gobiernos.

Para Caballero, la legalización de la droga no tiene ningún interés regional ni nacional, sino un interés universal.

La única legalización de la droga que puede darse es por un consenso internacional. Así como se han celebrado reuniones internacionales y firmado convenciones como la de Viena para combatir la droga, sería necesario que se firmaran convenios internacionales para dejar de combatirla. O que iniciaran esa política los países más poderosos del mundo por su cuenta y riesgo. Por la presión de la inercia, los demás países la legalizarían , asegura.

El periodista opina, además, que carece de sentido hablar de despenalización del consumo, como se hizo en Italia, si no se legalizan igualmente la producción y el tráfico. La legalización del consumo no es una panacea. Sería una solución definitiva para los problemas de violencia que crea la prohibición de la droga y su represión, pero no para la violencia en general .

Mientras eso ocurre dice el senador Vásquez, el Estado debe adoptar políticas inmediatas. Involucrando más a la sociedad y separando el discurso moral de la realidad. No lo hemos hecho y conviene hacerlo. Este es un problema sociológico y como tal hay que tratarlo .

Colombia: nueva bonanza Como en los años setenta, la marihuana colombiana ha adquirido nuevamente importancia en Estados Unidos. Esta vez, el auge de la hierba obedece a la crisis de producción norteamericana, en donde están los mayores comercializadores del mundo de la Canabis sativa. Una larga sequía en California, la zona donde más se produce, afectó los cultivos.

Esta situación coincidió con una crisis en las actividades agropecuarias de regiones colombianas donde se presentó la bonanza marimbera de mediados de los setenta.

Es así como, paradójicamente, sitios que fueron fumigados hace años en la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá, en los departamentos del Cesar y La Guajira, donde el cultivo de marihuana alcanza unos grados de calidad óptimos, están hoy nuevamente plagadas de cultivos. Lo mismo está pasando con la zona de Corinto (Cauca).

Según estudios realizados por el investigador Ricardo Vargas, del Cinep, la depreciación general en la producción de algodón, arroz, caña y otros productos ha generado un desempleo de 70.000 personas.

Ante la caída en el precio de los productos tradicionales y el alto valor de la hierba, el campesino en esas zonas no ha tenido más alternativa que sembrar lo que le garantice su subsistencia. Según Vargas, la producción actual de esas zonas supera las diez mil hectáreas.

El investigador opina que el Estado no debe darle a este problema una solución de fuerza, como lo hizo en décadas pasadas.

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