Y están dispuestos a hacerlo con todo. La bebida, de 330 mililitros, se vende a 1.500 pesos en ocho puntos en las afueras de uno de los niños mimados de la Federación Nacional de Cafeteros: el Parque Nacional del Café, en Montenegro (Quindío).
Allí se ofrece a 1.900 pesos la también nueva Café-Cola, clásica y light, producidas por Fedecafé.
James Eduardo Robayo Salcedo, Carlos Andrés y Diego Alberto Useche Aguirre, que fundaron la Fábrica Licorera Española del Quindío, lanzaron su producto al mercado hace poco más de un mes, tras dos años calentando la idea y basados en su experiencia en la producción de un aperitivo de vino de café.
Dicen, sin embargo, que no les interesa pelear con los grandes productores de refrescos y menos con el gremio cafetero.
María Teresa Moncada, quien exhibe la nueva bebida en el restaurante que administra en el parque, es una entusiasta vendedora. Dice que todo lo que tiene que ver con el grano es bien recibido por los clientes.
Ella ofrece Caffem a quienes llegan de visita y el resultado ha sido bueno.
Durante diciembre y los primeros días de enero se le agotaron cinco cajas de 20 unidades cada una.
Coca Cola y Postobón se venden solas. Yo les digo a los que vienen que prueben Caffem Cola. Me gusta ofrecerla y muchos me han dicho que les gusta, que sí sabe a café.
Eso sí, aclara que aún no conoce los productos de la Federación, que también ofrece una bebida energética con base en cafeína.
La mezcla La Española produjo el mes pasado 2.400 botellas diarias, y en tiempo frío sacan un promedio de 1.200, dice Robayo. Él y sus socios hacen manualmente la mezcla que da vida a la bebida. Lo único automático es el termoencogido para sellar las tapas.
Salimos primero que la Federación, pero no fue planeado, agrega Robayo, quien está complacido por la efervescencia que Caffem Cola comienza a provocar en el mercado de la bebidas frías.
En la pequeña bodega de Armenia donde funciona la Española, en un proceso completamente artesanal, sus cinco operarios envasan la oscura mezcla de agua microfiltrada, azúcar, ácido cítrico, conservante, gas carbónico, café concentrado y un ingrediente secreto que Robayo no da a conocer.