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SUFRE DE INSOMNIO

Bhopal, Chernobyl, el Challenger. Algunos de los accidentes que protagonizaron grandes tragedias mundiales y cobraron miles de vidas. Ocurrieron porque los responsables no habían dormido bien... A nivel cotidiano: diez mil muertos cada año en las carreteras norteamericanas, miles y miles de heridas, más de treinta mil millones de dólares en pérdidas. La causa: falta de sueño.

GLORIA MOANACK
Y, esta otra situación, aunque no cobre vidas: en Estados Unidos más del 25 por ciento de la fuerza laboral con baja productividad y, como consecuencia, setenta mil millones de dólares dejados de ganar por las empresas...
En las aulas estadounidenses: el 84 por ciento de los estudiantes trabajan en horas nocturnas. De ellos, entre el treinta y el cuarenta por ciento llegan todos los días tarde a clase; 33 por ciento se duermen en el aula.
Se necesitan más estadísticas para ilustrar la importancia de dormir?
Cien millones de estadounidenses sufren de insomnio, según los expertos de la Comisión Nacional para la Investigación de los Trastornos del Sueño (EE.UU.). Ni siquiera la décima parte recibe una atención médica y sin embargo, para cinco millones de ellos no dormir se ha convertido en una situación crónica.
Como ellos, en el mundo, otros muchos millones de personas sufren de falta de sueño. Y es que todo en la vida moderna atenta contra una actividad, cuya importancia es tan grande como la de alimentarse o beber agua. Con la diferencia de que, mientras existe conciencia (relativa, por demás) de que la desnutrición lleva a la enfermedad y ésta a la muerte, nadie piensa que el no dormir es igualmente fatal.
Si lo duda, piense en cómo se siente al día siguiente de una noche en la que no pudo pegar el ojo...
De hecho, la población mundial se encuentra en un momento en que debe cambiar radicalmente su actitud frente al sueño. Es la opinión de William C. Dement, profesor de siquiatría y de las ciencias del comportamiento en la Universidad de Stanford (California). Dement, PHD en neurofisiología, es uno de los pioneros mundiales en la investigación sobre el sueño. Cada día ocurren más accidentes caseros dice, y el potencial de presentarse tragedias es cada vez mayor. Los trastornos del sueño, el no dormir, el cansancio están tomando ventaja .
Las conclusiones del experto son tan simples como esta: los hombres dependen mucho más que cualquier otro ser viviente de la información visual, y lo normal para él es dormir de noche y estar despierto de día.
Una conclusión simple... en apariencia. Porque la realidad cotidiana la contradice: los estímulos que conforman el marco de vida durante las horas diurnas siguen hoy golpeando al hombre durante la noche. E impiden a su cerebro desconectarse: la luz, la televisión, los horarios extendidos de trabajo, la vida social nocturna...
Vivimos hoy para soportar una serie de trastornos del sueño. Y sin embargo, a pesar de las desgracias que estos acarrean, tanto las sociedades como los estados han mantenido una permisiva actitud de ignorancia frente a ellos .
La privación de sueño es camuflada tanto por la ignorancia como por la necesidad de estar compitiendo. Las personas pueden privarse de incontables horas de sueño y sostenerse así hasta que les llega el momento de la tragedia. Entre los ejemplos citados por Dement, se encuentra el caso del joven ejecutivo visto como el modelo de todo lo que la sociedad admira y los padres desean. Poco tiempo antes había sido nominado como el más prudente y hábil conductor joven de los Estados Unidos. Inexplicablemente, mientras manejaba su carro, sintió sopor, tal vez alcanzó a dormirse y murió al estrellarse contra el carro de otro muchacho de su edad .
Cuántos casos semejantes ocurren? Según el Instituto para la Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés), el 31 por ciento de los accidentes viales ocurren como consecuencia de la falta de sueño. Los conductores sufren de somnolencia, no logran concentrar su atención, o se duermen al volante. Otro treinta por ciento ocurre por consumo de alcohol y drogas.
Pero, aparte de las cifras dramáticas que seguirán sumando vidas, poco se sabe sobre el sueño en sí. Y esto es lo que motiva a Dement a hablar de la permisiva ignorancia. Existen grandes lagunas en torno al dormir y a sus mecanismos; la investigación es escasa e incompleta; no existen protocolos acerca del tratamiento del insomnio; pocos pacientes se quejan y cuando lo hacen, los médicos no los escuchan. Y todo se resuelve prescribiendo o automedicándose somníferos.
Contrariamente a lo que muchos creen, se sabe por ejemplo que la mayoría de los jóvenes entre los 12 y los 22 años necesitan entre nueve y media y diez horas de sueño. Se sabe también que es de noche cuando las personas deben dormir. Para eso, existe el llamado reloj biológico, esa especie de cronómetro que cada uno lleva por dentro. Es un reloj loco dice Dement, pero es el que le imparte órdenes a millones de neuronas que forman el cerebro .
Se sabe, también, que la falta de sueño se acumula, y lo único que lo remplaza es dormir...
Pero, frente a esto y otras conclusiones sacadas de los estudios hechos en las clínicas del sueño, existen incontables incongruencias aún sin explicar.
Por ejemplo, se ha comprobado que, durante las horas en que la persona duerme, su sistema inmunológico se deprime. Entonces, por qué cuando una persona sufre de una infección se le aconseja dormir para lograr una más pronta curación?
Aun en las personas sanas, cuáles son los mecanismos mediante los cuales el sueño proporciona la recuperación general de su organismo y el restablecimiento de las energías?
Ni siquiera dice Dement se conocen los mecanismos que inducen al sueño, y los que hacen que la persona despierte. Y todo se reduce a hablar de los procesos homeostáticos. El sueño es uno de ellos: se puede comparar a la necesidad de tomar agua, de recibir oxígeno, de comer.
Y el insomnio se convierte así en un síntoma que puede originarse en treinta causas, o tal vez más. La angustia y el estrés están entre ellas.
Descubrirlas no es tan complicado. Lo difícil es tener conciencia de que se les debe buscar. Siempre es posible camuflar la urgencia de dormir. Pero cuando está en deuda de sueño con usted mismo, un ataque de sueño puede ocurrirle en cualquier momento. Sin preaviso. Generalmente, será demasiado tarde .
GLORIA MOANACK
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