Feliciano Ramírez Palacio tiene algo en común con Martín Emilio Cochise Rodríguez. En la década del 60, el periodista Gonzalo Arango se perdió por horas buscando la casa del ciclista en los recovecos de Medellín, pero no fue sino que mencionara a Cochise, el campeón mundial de la persecución individual y de la hora, para que un taxista lo llevara justo a su casa.
En Quibdó tampoco dan razón de Feliciano, pero con mencionar a Chano cualquiera apunta al barrio El Jardín, donde reside quien se hizo famoso a pesar de no haber superado las primeras eliminatorias del reality Factor X.
Ese hombre, que a sus 63 años apareció con un copete a lo Mario Baracus y vestido de manga sisa y pantalones de colores, dice que el corte de pelo le ha traído uno que otro problema, pero que es el secreto de sus últimas conquistas.
Hasta le tiene estribillo: Una muchacha bonita me dijo allá en San Vicente / hombre, Chano, tú estás bueno, o estás de rechupete, / chévere como tú vistes, me fascina tu copete. De hecho, no pasa una cuadra sin que a Chano lo paren a saludarlo, ni un día que le dejen de pedir que interprete a capella un trozo de La Rata, su canción más conocida.
Cuenta que el tema lo sacó de una situación cotidiana, pero que otros le salen de los sueños. Tan pronto se despierta los transcribe con la difícil letra que aprendió en su único año de estudios.
Porque si bien la fama nacional de Chano es reciente, su relación con la música y su pinta le vienen de joven, cuando vagaba por el centro del país y cantaba rancheras entre cafetales, algodonales y emisoras de pueblo.
Cuatro meses después de esa primera aparición en la televisión, algunas palabras le salen enredadas, porque todavía no maneja el puente dental que estrenó en noviembre.
La popularidad en nada le ha cambiado la vida. Aún malvive con Dios y la Virgen en una casucha de tablas que parece un lunar entre las construcciones de adobe y cemento y que no niega su origen de invasión.
Ni los contratos ni las regalías aparecen todavía. Aquí no me valoran.
Imagínese que me salían con 20 y 30 mil pesos, se queja. Por eso prefiere seguir colonizando baldíos.
Para acabar de completar, en su última salida a Bogotá para grabar el disco de Los Factorazos X, de RCN, los ladrones tumbaron la puerta y se le llevaron la estufa y las hojas de cuaderno con unas 200 letras y unos 25 casetes con 20 temas cada uno, producto de varios años de inspiración.
También le robaron la pinta. Pero Chano no se preocupa. Seguro que de esos malos ratos saldrán nuevas inspiraciones.