¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Archivo

Vaivenes del salario mínimo:hoy como hace 30 o 40 años

Hace unas semanas, el precandidato liberal Horacio Serpa Uribe, pensó, en voz alta, sobre doblar el salario mínimo en cuatro años, lo cual fue interpretado como una gesto populista con el objetivo de ganar votos. (VER GRAFICA: INCREMENTO SALARIO MÍNIMO E INFLACIÓN)

SILVERIO GÓMEZ
Unos días después, el presidente Uribe habló que el aumento debía ser
generoso, lo cual nuevamente fue interpretado como una idea de campaña, pese
a la alta popularidad del mandatario.
Si esas ideas de Serpa y Uribe hubiesen sido hechas hace 30 o 40 años,
recibirían el rechazo rotundo de los sindicatos de trabajadores por ir en
contra de la clase trabajadora.
Por ejemplo, a comienzos de los años sesenta o setenta, no se necesitaba un
cuatrienio para incrementar en un ciento por ciento el salario mínimo.
El primero de mayo de 1960 fue fijado en 198 pesos y en enero de 1963 ya
estaba en 420 pesos, esto es, un aumento nominal de 162 por ciento.
El entonces ministro de Trabajo, Belisario Betancur, fue criticado por ser
en buena parte el responsable de ese ‘desproporcionado’ ajuste que según los
economistas de la época - al igual que dicen ahora- resultaba inflacionario.
Años más tarde, siendo presidente de la República, Belisario ratificó su
idea al hacer famosa la frase de “prefiero sacar cero en política monetaria
y cinco en política social”.
Pero no solo fue en esa época en que se dobló el salario mínimo en un tiempo
relativamente corto.
En noviembre de 1974, comenzando el mandato de López Michelsen, el salario
mínimo era de 1.200 pesos y ya en mayo de 1978 era de 2.430 pesos, un
incremento del cien por ciento en menos de cuatro años.
En este último período hubo una fuerte inflación atribuida a una gran
bonanza de los precios internacionales del café, que tuvo efectos negativos
sobre el ingreso de la gente, lo que condujo a presiones o protestas de los
trabajadores para que se mejorara el salario.
El gobierno de López, que tenía como lema el “Mandato claro”, fue calificado
por los sindicalistas como el “Mandato caro”, debido a la alta inflación.
La bonanza cafetera de ese momento (el precio internacional llegó a 3,20
dólares/libra) fue transferida en buena parte a los productores. La carga
alcanzó un precio de 7.300 pesos, esto es, que con ese valor se podía pagar
tres veces el mínimo.
Hoy la carga de café está en unos 435.000 pesos, cifra igual al salario
mínimo más el subsidio de transporte, pero el precio del grano escasamente
pasa de un dólar.
Hasta finales de los años ochenta, el ajuste salarial estaba en función de
la inflación del año anterior y generalmente el aumento estaba por encima
varios puntos, pues se consideraba que de esta forma los trabajadores
recuperaban la capacidad de compra perdida y tenían ‘algo más’ para mejorar
su condición de vida.
Pero desde comienzos de la década de los noventa, los tecnócratas
promovieron la idea de que la inflación era en parte un asunto de
expectativas y que el aumento del salario debía estar en función de la
inflación esperada, con la idea de ‘desinflar’ esas expectativas.
Teniendo en cuenta que desde la creación de la junta del Banco de la
República siempre se establece una meta de inflación inferior a la
registrada en el período anterior, para ‘curarse en salud’ el ajuste
salarial tiene un componente de ‘generosidad’ que ahora se llama aumento por
productividad, que en sentido estricto es muy difícil de medir.
Por ejemplo, para el 2006 la meta de inflación es 4,5 por ciento y el
aumento salarial será de 6,95, casi 2,5 por ciento por encima del costo de
vida esperado, porcentaje que se atribuye a la mayor productividad de los
obreros, cosa poco creíble por ser su trabajo no calificado.
Las ideas de Uribe y Serpa no son bien vistas por los economistas
modernos...lo mismo que hace 30 o 40 años.
y chocolate que en 1998, pero menos carne de res.,
Hace unas semanas, el precandidato liberal Horacio Serpa Uribe, pensó, en
voz alta, sobre doblar el salario mínimo en cuatro años, lo cual fue
interpretado como una gesto populista con el objetivo de ganar votos.
Unos días después, el presidente Uribe habló que el aumento debía ser
generoso, lo cual nuevamente fue interpretado como una idea de campaña, pese
a la alta popularidad del mandatario.
Si esas ideas de Serpa y Uribe hubiesen sido hechas hace 30 o 40 años,
recibirían el rechazo rotundo de los sindicatos de trabajadores por ir en
contra de la clase trabajadora.
Por ejemplo, a comienzos de los años sesenta o setenta, no se necesitaba un
cuatrienio para incrementar en un ciento por ciento el salario mínimo.
El primero de mayo de 1960 fue fijado en 198 pesos y en enero de 1963 ya
estaba en 420 pesos, esto es, un aumento nominal de 162 por ciento.
El entonces ministro de Trabajo, Belisario Betancur, fue criticado por ser
en buena parte el responsable de ese ‘desproporcionado’ ajuste que según los
economistas de la época - al igual que dicen ahora- resultaba inflacionario.
Años más tarde, siendo presidente de la República, Belisario ratificó su
idea al hacer famosa la frase de “prefiero sacar cero en política monetaria
y cinco en política social”.
Pero no solo fue en esa época en que se dobló el salario mínimo en un tiempo
relativamente corto.
En noviembre de 1974, comenzando el mandato de López Michelsen, el salario
mínimo era de 1.200 pesos y ya en mayo de 1978 era de 2.430 pesos, un
incremento del cien por ciento en menos de cuatro años.
En este último período hubo una fuerte inflación atribuida a una gran
bonanza de los precios internacionales del café, que tuvo efectos negativos
sobre el ingreso de la gente, lo que condujo a presiones o protestas de los
trabajadores para que se mejorara el salario.
-La misma leche y chocolate, pero menos carne
A partir del primero de enero de 1998, el salario mínimo fue fijado en
203.826 pesos, con un aumento de 18,5 por ciento frente al anterior y una
inflación causada de 17,7 por ciento.
Ese nivel salarial es casi la mitad del que acaba de fijarse para enero de
2006 de 408.000 pesos, 6,95 por ciento más que el vigente en el 2005.
En el 98, una bolsa de leche valía 700 pesos y hoy vale alrededor de 1.400
pesos, esto es, en ese momento como ahora el salario sirve para comprar las
mismas 291 bolsas de leche.
El mismo ejercicio se puede hacer para otros productos de la canasta
familiar básica del obrero como el chocolate, los huevos y el arroz, aunque
en este último producto su precio ha variado en más del cien por ciento
durante el período.
Pero el relativo mantenimiento de la capacidad de compra no es generalizada.
Con el salario mínimo de hoy se puede comprar menos carne de res que hace
ocho años, pero en cambio rinde más si se compra muslos de pollo.
El pasaje en bus ejecutivo ha subido menos que el salario mínimo, lo que no
se da en el caso del colectivo. En ese tiempo, no había TransMilenio.
SILVERIO GÓMEZ
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO