El resultado final dejó un muerto y 23 capturados, entre ellos Bertulfo García, alias Eliécer y señalado de ser el segundo al mando del frente 53.
Sin embargo, esta es la tercera vez que se escucha de la desarticulación del grupo, después de la operación Libertad Uno (2003), liderada en ese entonces por el actual comandante del Ejército, general Reinaldo Castellanos.
Lo cierto es que de todas las estructuras guerrilleras del bloque Oriental que hacían presencia en el departamento (14 frentes en total), está ha sido la que más guerra la ha dado al Ejército, al punto que el jefe del grupo, Manuel Sierra El Zarco, burló todos los cercos que le tendió la Brigada 13.
Al respecto, el sociólogo de la Universidad Nacional, Jorge Dueñas Cabra, quien ha hecho un seguimiento del fenómeno de izquierda en Cundinamarca, señala que es muy difícil erradicar a las Farc por el simple hecho de que las raíces de la sociedad cundinamarquesa, en varios sectores, son comunistas.
Un hombre como Giovanni, que era el comandante del frente 42, difícilmente logrará separarse de su tierra en Viotá, porque nació en el seno de una familia comunista y su doctrina fue marxista-leninista desde la cuna.
Así pasa con muchos de sus familiares y amigos que aún viven en la región, señala el sociólogo.
Durán afirma, además, que en el momento en que la Fuerza Pública o los paramilitares que coparon los espacios guerrilleros en Viotá y otras zonas dejen algún campo, será inevitable que los guerrilleros vuelvan.
Ayuda de informantes En ese sentido, el Ejército señala que hasta ahora se ha mantenido el control de la región, gracias a una fuerte red de informantes que se ha solidificado con instrumentos de comunicación, redes interveredales, acciones cívico militares y una campaña continúa de parte de la Policía y los batallones militares.
Sin embargo, para organismos de seguridad como la Sijín es claro que desde las retaguardias que hoy emplean las Farc en el Meta, los jefes farianos que estuvieron a sus anchas en el departamento siguen controlando una red clandestina de milicias, en especial de niveles universitarios.
Carlos Antonio Lozada y Chucho, los hombres que subsisten de la Red Urbana Antonio Nariño (Ruan), no han dejado ni sus vínculos ni sus contactos. A pesar de estar encuadrillados (ser miembros de un frente en el monte), dan órdenes y ejecutan a través de sus secuaces acciones urbanas, muchas de las cuales hemos neutralizado, señaló un oficial de la unidad policial. Por su lado, los comerciantes y empresarios, que fueron los más afectados con la arremetida de las Farc contra Cundinamarca entre 1997 y el 2002, aseguran que viven una tranquilidad y una seguridad incomparable, pero que no descartan, por las experiencias del pasado, que la sombra de las Farc vuelva a cristalizarse.
LA HISTORIA NEGRA DEL 53 El 16 de enero de 1994, el frente 53 se dio a conocer con el secuestro de tres misioneros estadounidenses.
El 3 de octubre de 1997 fue atacada una comisión judicial en San Carlos de Guaroa (Meta), integrada por el DAS y militares. Siete personas murieron.
El 22 de marzo de 1998, Romaña, El Zarco y Miller Perdomo, paralizaron al país con el primer secuestro masivo en la vía al LLano. 32 fueron los plagiados.
En el 2000 y 2001, respectivamente, el frente 53 secuestró a los periodistas Guillermo La Chiva Cortés y Guillermo Angulo.
El 15 de enero del 2000, este grupo se tomó a sangre y fuego la vía al Llano. Durante dos días la troncal estuvo bloqueada. 10 civiles y 22 militares murieron.