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Cuando las palabras curan tanto como las píldoras

DEBIDO a la creciente inquietud por el uso de potentes fármacos psiquiátricos en niños, ha aumentado el interés por las técnicas de terapia para menores con problemas que intentan cambiar su conducta destructiva.

Estas terapias están en auge porque numerosos ensayos clínicos realizados durante la última década han demostrado que, donde otros métodos fracasan, éstas son efectivas en los niños con graves problemas de conducta. Las técnicas tienen un planteamiento pragmático. A menudo usan un programa establecido para enseñar nuevas conductas, en vez de destapar un problema emocional subyacente como ocurre con la psicoterapia tradicional. Otra diferencia con las terapias tradicionales de conversación es que gran parte del asesoramiento se dirige a los padres.
Las terapias, desarrolladas en centros académicos durante década pasada, se centran en niños con diagnósticos como trastornos de conducta o trastorno maníaco depresivo (bipolar) y que corren el riesgo de ser expulsados de la escuela o infringir la ley. Según algunas estimaciones, en EE.UU. existen entre 1,4 millones y 4,2 millones de niños que cumplen con los criterios de trastornos conductuales.
Hoy en día, muchos de esos niños toman potentes medicamentos psiquiátricos como Zyprexa (olanzanpina) y Risperdal (risperidona), los que a veces no surten efecto. Además, a los padres les preocupan los efectos secundarios, en especial a la luz de informes del potencial vínculo entre los antidepresivos y las tendencias suicidas en los adolescentes. Estas nuevas terapias conductuales pueden reducir la necesidad de medicamentos o ser eficaces donde los fármacos por sí solos no lo han sido, dicen los creadores de estos programas.
Las técnicas se llaman con frecuencia terapias “basadas en evidencia”, porque su eficacia ha sido demostrada en rigurosos estudios. Las formas más tradicionales de terapia basadas en la conversación no se han estudiado de manera tan exhaustiva, ya que varían mucho según cada especialista.
Estos tratamientos son aún poco conocidos fuera de las universidades donde fueron desarrollados. A diferencia de los medicamentos, que son promocionados por la poderosa máquina de marketing de las grandes farmacéuticas, no existe un sistema para dar a conocer las psicoterapias efectivas. Y existen obstáculos para su uso masivo. A menudo las terapias se abrevian o modifican cuando se usan fuera de la universidad y entonces ya no se corresponden con los resultados que probaron que funcionan. Además, estas terapias pueden ser muy caras: un programa de tres a cinco meses puede costar US$4.500. Y los cuidados de salud mental no están siempre cubiertos por el seguro médico.
El enfoque de Yale: desarrollado por Alan Kazdin, un psicólogo infantil, el programa Parent Management Training trata a niños entre 2 y 13 años que muestran una conducta agresiva y antisocial. Durante el programa, que dura entre cinco y 15 semanas, los terapeutas enseñan a los padres cómo lidiar con la conducta de sus hijos mediante ejercicios de juegos de rol y un sistema disciplinado de castigos y recompensas que se pone en práctica en pasos específicos.
Desde los 4 años, el hijo de Robin Ruxer, Alexander, solía lanzarle violentos puños cuando se le pedía hacer cosas simples como venir a la mesa y se mostraba agresivo con su hermana pequeña. El pediatra de Alexander le diagnosticó un desorden por hiperactividad y falta de atención y le recetó medicación. Pero sus padres se negaron. En vez de eso, optaron por la terapia de Kazdin.
Cada semana el terapeuta les enseñaba una técnica nueva para tratar con la conducta de Alexander. Seis meses más tarde incluso sus profesores decían que parecía otro niño y la vida en el hogar se hizo menos estresante.
El programa de la Universidad de Washington: se llama The Incredible Years (los Años Increíbles) y está dirigido a padres que tienen hijos entre 2 y 8 años con problemas de conducta. Los padres suelen asistir a sesiones de grupo, las cuales están estructuradas en torno a videos que muestran situaciones difíciles con los niños. La sección dedicada a los niños utiliza un personaje llamado Dinosaurio Dina, que les enseña a manejar la rabia, practicar hábitos de conversación y comportarse en el aula de clase.
La terapia de la Universidad de Carolina del Sur: la llamada terapia multisistémica (MST) se usa sobre todo para los delincuentes juveniles entre 12 y 17 años que corren el riesgo de ser encarcelados. Se trata de una intervención intensa de entre tres y cinco meses, que se centra en cambiar los factores que hacen que el adolescente sea propenso a la conducta de riesgo. MST establece reglas de conducta para el adolescente, supervisa el cumplimiento de las normas, ofrece castigos y recompensas. Pero también trata problemas que puedan tener los padres, como consumo de drogas o alcohol, enfermedades psiquiátricas o un empleo
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