Pero no fue así. Poco a poco, la gente se dio cuenta de que el carril de contraflujo sí funciona, y que les permite llegar más pronto a sus lugares de trabajo. Ahora entran ordenadamente en él y se evitan los trancones.
Incluso, las autoridades de la Secretaría de Tránsito de Bogotá se muestran un poco sorprendidas. En sus cálculos iniciales, estimaban que con la medida la velocidad de los carros aumentaría de 8 a 16 kilómetros por hora. Pero hoy la velocidad es de 24,7 kilómetros por hora.
Algo parecido ocurre con la capacidad vehicular, que antes era de 1.569 carros por hora, y ahora es de 2.760 carros por hora. Hasta el horario fue modificado por la acogida de los automovilistas: en la actualidad, es de 6:30 a 9 de la mañana.
Esos resultados no se esperaban cuando la Secretaría puso en marcha el plan. La primera semana fue de observación y de ajustes, pero ahora los conductores solicitan que la medida se prolongue hasta la calle 150.
Según Gilberto Reyes, subsecretario de Planeación de la Secretaría de Tránsito de Bogotá, hay dos clases de afectados con el carril de contraflujo de la avenida 19: los que viven en la zona y los que solo van de paso por la vía.
Algunas personas que tienen casas en los costados de la avenida 19 se resintieron, pues estaban acostumbradas a hacer varios cruces que quedaron prohibidos con la medida. Pero en este caso, lo que ha prevalecido definitivamente es el bienestar común sobre el particular , dijo el funcionario.
La idea, que busca aliviar ese comportamiento del tránsito que es crítico en todas las ciudades del mundo, especialmente de la periferia hacia el centro, en las horas de la mañana, será aplicada a partir de julio en la carrera séptima.
Se trata de varios tramos que están entre las calles 72 y 153. No es en todo ese recorrido, pues los estudios y las mediciones de los expertos determinaron que el tráfico vehicular se dificulta por partes , dijo Reyes.
El primer antecedente que tienen los bogotanos de una contravía similar al de la avenida 19 es la carrera séptima entre las calles 32 y 73, donde se usan las dos calzadas occidentales para agilizar el tránsito durante las horas pico.