Vino a cumplir un contrato que jamás se realizó. Pero después le encargaron la construcción del hipódromo de Bogotá, en lo que hoy es el barrio Sears.
Dos años más tarde la administración de Enrique Olaya Herrera le dio el contrato de la estación de trenes de Buenaventura. El proyecto parecía demasiado futurista para la época. Pero cuando el ministro de obras, Alfonso Araújo, lo vio todas las dudas se despejaron: Arquitecto: esto de veras se parece a una Estación de Ferrocarril .
De allí en adelante, Nasi no paró de construir. El presidente Olaya le solicitó el diseño de su residencia hoy demolida, en la calle 76 con carrera 13.
Su producción en Colombia alcanza el centenar de obras, realizadas a lo lo largo de más de 50 años. Su arquitectura ha sido publicada y estudiada en revistas especializadas de Italia, Estados Unidos e Inglaterra. Cuando el famoso arquitecto suizo Le Corbusier visitó Colombia en 1947, elogió la casa de campo que construyó para Fernando Mazuera en Fusagasugá.
Hoy sus obras le han valido un lugar en las Sociedades Colombiana de Arquitectos y Bolivariana de Venezuela.
En el gremio colombiano hay consenso: Nasi ha sido uno de los pioneros del modernismo en Colombia. Como señala el historiador Alberto Saldarriaga, en los años 40 y 50, Nasi fue uno de los que aportó ideas para una arquitectura nueva. No hay que olvidar que en esa época Colombia era casi una provincia por su limitado desarrollo frente al que pudieran tener otros países. En los últimos años, Nasi perdió un poco de vigencia por una razón: estuvo 15 años por fuera, contratado para ejecutar obras que lo llevaron a Venezuela, Estados Unidos, Italia y Rhodesia (actualmente Zimbawbe).
Hoy, a sus 85 años, Nasi está convencido de la calidad de la arquitectura colombiana, que encuentra exenta de influencias y muy ajustada al ambiente. Cree sinembargo que las condiciones que imperan ahora son muy diferentes a las que existieron en su época, cuando el espacio permitía una mayor creatividad.
Por eso nacieron composiciones de gran originalidad, que aún hoy, a pesar de los años, son admiradas como obras maestras. Lamenta sí, que la arquitectura moderna haya derivado a lo multi-habitacional, donde la rentabilidad prevalece sobre la estética.
Y por ese criterio de rentabilidad, muchas de sus obras han sido demolidas: Lamento particularmente el Amparo de Niños (carrera 13 entre 41 y 42), que desapareció para darle espacio al comercio .
Sinembargo, quedan muchas de las obras de este arquitecto italiano que se radicó en Colombia porque podía desarrollar la cualidad que más aprecia: la independencia para diseñar.