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LUCHO SE RAJÓ

Los primeros cien días de la Alcaldía de Luis Eduardo Garzón arrojan un saldo negativo. La opinión pública registra negativamente lo hecho por la administración distrital en su despegue. Tres muestras: en el tiempo.com aparece un sondeo que a mediodía de ayer presentaba las siguientes opiniones (948 votos) - mal (42 por ciento), regular (29 por ciento) y bien (29 por ciento) ; en portafolio.com.co , con 924 calificaciones, el promedio ponderado dio 2,9 sobre 5,0.; según encuesta de Invamer Gallup la imagen favorable de Garzón ha descendido desde el inicio de su período.

Los primeros cien días de la Alcaldía de Luis Eduardo Garzón arrojan un saldo negativo. La opinión pública registra negativamente lo hecho por la administración distrital en su despegue. Tres muestras: en el tiempo.com aparece un sondeo que a mediodía de ayer presentaba las siguientes opiniones (948 votos) - mal (42 por ciento), regular (29 por ciento) y bien (29 por ciento) ; en portafolio.com.co , con 924 calificaciones, el promedio ponderado dio 2,9 sobre 5,0.; según encuesta de Invamer Gallup la imagen favorable de Garzón ha descendido desde el inicio de su período.
Estas evaluaciones no son sorpresivas. Desde la campaña -por el populismo a la lata del candidato, y en los primeros días de su gestión- por las improvisaciones, se podía anticipar este resultado desfavorable. Los primeros cien días han sido la crónica de una rajada anunciada. Cosa que a nadie debe complacer, porque lo cierto es que realmente los perjudicados son los ciudadanos.
A pesar de las buenas intenciones de Lucho, lo cierto es que no ha podido armar bien su programa de gobierno. Tampoco ha sido exitoso en la integración de su equipo, que a pesar de tener gente seria y preparada, anda perdido por la ausencia de un norte claro y la carencia de planes específicos bien diseñados para responder eficazmente a los desafíos de Bogotá.
Algunos avances ha registrado la Alcaldía en materia de alimentación de los niños y cupos escolares. Pero distan mucho de lo prometido por el candidato. Hay que darle tiempo para que los progresos sean notorios, pero el lento y confuso arranque deja mucho qué desear.
Sin embargo, nadie debería celebrar los tropiezos de Lucho ni aprovechar la errática administración para debilitar las posibilidades de éxito de los próximos 45 meses de su gobierno.
Apostarle al fracaso de Garzón va en contravía de los intereses de la capital- sería perder mucho del terreno ganado en las administraciones de Mockus y Peñalosa. Por el contrario, hay que ayudarle al Alcalde y a su equipo a que organicen bien su agenda para que logren seguir sumando a los grandes progresos de la ciudad en los últimos años.
Aprovechando el tradicional corte de cuentas de los primeros cien días, Lucho y sus funcionarios deberían hacer una reflexión sincera y profunda sobre los motivos de su incapacidad para hacer un buen gobierno. Ya es hora de abandonar del todo la etapa del proselitismo para concentrarse en la gerencia eficaz de esa compleja empresa que es Bogotá.
El Polo Democrático ganó las elecciones capitalinas con propuestas que no ha podido poner en práctica porque en realidad no eran convenientes o no eran viables. (Por ejemplo, la falsa idea de que no era necesario poner más impuestos para poder sostener el ritmo de los avances en la calidad de vida de la comunidad).
Ojalá a Lucho y sus demás compañeros de la izquierda les vaya bien en los espacios que conquistaron electoralmente. Eso sería sano para la democracia colombiana porque obligaría a otras opciones políticas a mejorar sus propuestas y a elevar la calidad de sus gestiones. Ese contrapunteo es el que impulsa la mejoría de las condiciones de vida de la sociedad- en particular las de los compatriotas más necesitados. Pero para que ese proceso constructivo se desarrolle bien es indispensable que la izquierda demuestre con hechos tangibles- que es capaz de hacer mucho más que discursos efectistas.
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