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CÓMO MOLDEAR LA VOLUNTAD DE LOS HIJOS

Numerosas pruebas demuestran que los jóvenes bien queridos pero justamente disciplinados son más sanos y maduran para ser más adultos productivos y seguros, que aquellos criados en ambientes permisivos.

Numerosas pruebas demuestran que los jóvenes bien queridos pero justamente disciplinados son más sanos y maduran para ser más adultos productivos y seguros, que aquellos criados en ambientes permisivos.
Algunos chóferes son descuidados, desconsiderados y francamente irresponsables, cuando se sientan para conducir un vehículo. Qué locura sería que alguien diera como sugerencia que no se pueden conducir vehículos para evitar accidentes.
Miremos el matrimonio. Las voluntades chocan, abundan las disputas, se da la falta de armonía, y a pesar de este dilema nunca se escucha que para evitar este problema se declare ilegal el matrimonio.
El equilibrio y la sabia prudencia deben prevalecer cuando existe la posibilidad de riesgo o de peligro. Tenemos que escoger entre la diplomacia y la comodidad o el discernimiento y la exactitud.
El joven que vive con una corrección justa y consecuente, aprende que usted como padre lo valora. Cuando usted se preocupa lo suficiente como para establecer sanos límites, cuando se toma el tiempo para hacer que las reglas sean cumplidas, y cuando sirve de modelo a las expectativas que tiene, los jóvenes crecen mucho más felices y más seguros que aquellos a los que se les da virtualmente rienda suelta.
Numerosas pruebas demuestran que los jóvenes bien queridos pero justamente disciplinados son más sanos y maduran para ser más adultos productivos y seguros, que aquellos criados en ambientes permisivos.
Se debe unir el amor con la disciplina. Aquellos que aman verdaderamente a sus hijos se dan cuenta de la importancia que tiene la disciplina consecuente. El joven siente que los padres se preocupan cuando se afirman y mantienen los parámetros que han establecido, lo cual proporciona un apoyo emocional indispensable para una vida adulta.
Tres distinciones importantes
Hay que distinguir entre maltrato y disciplina
Algunas casas son cámaras de honor. A padres que fueron víctimas del maltrato infantil, les falta suficiente fortaleza interior para auto-controlarse cuando administran la disciplina. Algunos, debido a las drogas o el alcohol, ni siquiera se dan cuenta cuando están funcionando descontroladamente.
Hay que distinguir entre abatir el espíritu y moldear la voluntad
Nunca se puede olvidar que una de las principales metas de la disciplina es la de edificar la fortaleza interior del joven, la de darle la seguridad y la confianza en sí mismo que le darán ayuda interior durante los restantes años de su vida; la de ayudarle a cultivar un espíritu sumiso, el corazón de un servidor de la sociedad. Pero cuando se abate el espíritu dentro del niño, la luz se apaga en lo más profundo de su ser. El impulso necesario para lograr metas y cumplir objetivos se detiene, dejando al joven abandonado a merced de las olas. Sabio es el padre que mantiene una vigilancia protectora sobre el frágil espíritu del joven mientras, que al mismo tiempo, trata de moldear esa porfiada voluntad.
Hay que distinguir entre infantilismo normal y desafío voluntario
Todo joven que crece necesita espacio para descubrir, aprender, equivocarse y experimentar todas las demás cosas que involucra el crecer para el madurar. De vez en cuando, olvidan hacer una tarea, hacen daños, se caen dejan olvidadas cosas en sus bolsillos, dañan la ropa nueva, se olvidan de todo lo que se les da como instrucciones. No es que traten de ser malos o desafiantes. Son activos, no intencionalmente rebeldes.
* Próxima entrega. Cómo tratar la actitud desafiante, sugerencias para ayudar en la formación de los hijos.
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