Los papeles fueron sustraídos de la caja fuerte de Concesión Salinas, cuyos directivos dieron aviso al Banco de la República y este envió una comunicación escrita a la Bolsa. En ésta notificó que dichos títulos estaban circulando irregularmente y solicitó suspender dichas operaciones.
Cuando la comunicación llegó a la Bolsa, ya era tarde. Los papeles habían sido negociados en el mercado secundario.
Las operaciones de Bolsa se realizan a través de comisionistas o intermediarios legalmente inscritos. Estos buscan compradores para los títulos y a su vez los colocan en el mercado entre nuevos inversionistas.
Lo anterior significa que el robo ya se consumó en su totalidad. Se sabe quiénes entregaron los papeles, quiénes fueron los intermediarios y quienes los compradores.
El gran interrogante es saber con exactitud si los papeles fueron entregados al corredor de bolsa directamente de manos de quienes los robaron, o si estos ya los habían negociado por fuera de la Bolsa o utilizaron nombres y cédulas ficticios.
La realidad en estos casos es que quiénes en el momento tienen en su poder los papeles los compraron legalmente y exigirán a las entidades emisoras su conversión en dinero.
La Bolsa tampoco tiene responsabilidad alguna, porque se trata de valores expedidos por entidades confiables, que a través de un endoso se pueden negociar libremente.
El ministro de Desarrollo Ernesto Samper Pizano confirmó ayer la sustracción de los papeles y dijo que al parecer fue un desfalco de la tesorería de Salinas.
Sin embargo, aclaró que esa suma no se pierde por cuanto está debidamente asegurada y que las denuncias correspondientes ya fueron instauradas ante las autoridades competentes y que se está indagando sobre la conducta de los funcionarios que tienen responsabilidad sobre esos papeles.