"Cardiólogo sentimental", inventor y mago, son algunas de las respuestas que ofrece Jonas Vogulys Ramírez cuando se le pregunta a qué se dedica.
Gerencia una agencia matrimonial con más de 40 años de tradición, posee un pequeño teatro en su casa en el que presentaba actos diseñados en su desaparecido Centro de Estudios Mágicos y es el actual presidente de SINCO, la Sociedad de Inventores Colombianos.
Cuarentón, casado, padre de dos adolescentes, se declara plenamente feliz y muestra cierta satisfacción cuando confiesa que nunca ha sido empleado y ha hecho lo que ha querido.
La principal motivación de su insaciable curiosidad han sido sus desafíos de mago, casamentero e inventor. La magia, por ejemplo, lo llevó a estudiar hipnosis y magnetismo para mejorar sus presentaciones.que mi Centro de Estudios Mágicos no dio resultado porque soy muy perfeccionista y quería que mis presentaciones y trucos fueran en exceso pulidos, pero eso requiere tiempo y dinero y por eso quebré. En magia, lo perfecto mata lo bueno.
Sus inventos le exigieron conocer mecánica, electricidad, electrónica y etiología (comportamiento de los animales). Su labor de casamentero le ha requerido estudiar astrología, programación de computadores y métodos superación personal.
De las facetas que más se siente satisfecho son las de casamentero e inventor. El mismo es resultado de un contacto matrimonial entre un lituano y una colombiana quienes hace cuarenta años empezaron a casar extranjeros con las amigas del barrio de manera informal, primero, y luego fundandoprimera agencia matrimonial de Latinoaméricaque hoy, ya retirado su padre y muerta su madre, él dirige.
Luego de obsequiar al soltero o divorciado que lo salude un escudo, una tarjeta en forma de corazón o un bolígrafo con Cupido en relieve símbolo de su agencia matrimonial , explica que, además de una sede en el barrio Teusaquillo, de Bogotá, abrió otra en el Country, en un edificio de consultorios médicos, donde, para estar a tono con el ambiente, se declarasentimentalHa casado más de 2.000 personas.
Como inventor, ha patentado un dispensador de alimentos para animales domésticos, un tapete electrónico y un sistema de control de fugas de gas. Asegura que tiene otros varios inventos en proceso, pero se abstiene de revelarlos por temor a que le roben la idea.
Cansado de viajar con el perro de su suegra, decidió inventar un aparato que cada cierto tiempo dispensara alimentos y le avisara al animal. En su singular finca de Cachipay, llena de ventanas inclinadas y arquitectura inusual, realizó los experimentos.
Al principio notó, gracias a un sistema de filmación, que el animal, si bien se alimentaba, permanecía deprimido, por lo que se le ocurrió grabar la voz del amo llamando al perro para comer cuando era el momento, y el inventosido un éxito.
El dispensador, con autonomía para varias semanas, también posee un sistema de alarma que avisa al amo, mediante una llamada telefónica automática, que faltan cinco raciones para que se acabe el alimento y, gracias a un sistema de acumulación de energía solar, no se interrumpe ni se altera cuando se va la luz.
Su tapete electrónico es el único, afirma Vogulys, que funciona al pisarlo, porque los otros sistemas basados en ondas o en rayos láser tienen muchas fallas, ya que, por ejemplo en una finca, un pájaro, un ratón o un murciélago activan inútilmente las alarmas, mientras que su tapete sólo reacciona a un peso superior a doce libras.
El sistema de control de fugas de gas se basa en una nariz electrónica que detecta los escapes y cierra automáticamente el sistema, dando la alarma.
Si bien Vogulys dice haber vendido sus inventos en ferias de ciencia y tecnología, no cubre aún la inversión económica, pero sí tiene satisfacciones personales que valen para él todo el oro del mundo, ya que su mujer y sus hijos son sus principales admiradores.
inventa, se las arregla, pero en Colombia nadie cree en los inventores, y todos porque piensan que llevar un invento al mercado es fácil. No saben que los prototipos, los modelos, los experimentos, las patentes y luego la comercialización y el mercadeo valen mucho dinero.
Por ello, ofreció su propia casa para ser sede de la Sociedad de Inventores Colombianos Sinco, integrada por unos 25 inventores quienes, ante la desaparición de la Asociación Colombiana de Inventores por falta de apoyo estatal, se asociaron en 1998 para apoyarse mutuamente en el proceso de patentes ante la Superintendencia Bancaria y darse ánimo con unos tragos de vez en cuando, porquegrave es que Sinco está sin cinco