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EL EME Y LA POLÍTICA

EL EME Y LA POLÍTICA

La importancia del M-19 para la democracia colombiana y para un eventual acuerdo con el Eln, principalmente, o con las Farc y aun con los paramilitares, es que ha tenido más éxito en las urnas que en el monte, y que ha sido mucho más influyente en la política, en el Congreso y en los gobiernos municipales que con sus operativos subversivos, por visibles o vistosos que hayan sido algunos de ellos.

15 de octubre 2004 , 12:00 a. m.

Cada vez que alguien cuestiona la democracia colombiana, la respuesta que les tenemos es precisamente que el Eme se pudo reintegrar con relativo éxito, por lo menos a nivel de sus líderes, y que ha desempeñado un papel destacado en la vida política. Obtuvieron inicialmente un triunfo en las elecciones de la Constituyente, en las que ganaron alrededor de la tercera parte de los votos y de las curules.

Desde entonces han estado presentes y han ganado en elecciones locales y en el Congreso. Han sido la columna vertebral del Polo Democrático, movimiento que va a convertirse, muy posiblemente, en el primer partido de izquierda que tiene en Colombia la posibilidad de llegar a la Presidencia por elección popular. Uno de sus más aguerridos ex combatientes, y no el más simpático de ellos, ha sido ungido por la opinión pública como presidenciable .

El M-19 es la prueba reina de que en Colombia hay democracia. Una buena parte del electorado colombiano y de la opinión pública ha tenido con ellos una historia de amor que está pasando por un momento difícil porque se está recordando lo malo, como en las peleas de matrimonios, y no lo bueno.

Cuando los barranquilleros eligieron por primera vez a un alcalde popular, antes de que lo absorbiera el clientelismo local, el M-19 le brindó apoyo para que su gestión fuera exitosa y para restarle validez al concepto de que la izquierda no puede o no sabe gobernar con seriedad. En el Congreso, cuando fueron elegidos por primera vez, los congresistas del M-19 actuaron como bancada bien disciplinada. Colaboraron en la aprobación de proyectos de mucha importancia y se opusieron como bloque a aquellos que ideológicamente o políticamente no coincidían con sus objetivos, notablemente a la consolidación y al incremento del IVA. Como formaban parte del gobierno de Gaviria, no puede hablarse de que le hicieran oposición, pero sí fueron ensayando los métodos con los que hoy la hacen, que son legítimos y bastante efectivos.

En esa época, la preocupación del gobierno era que el Eme mantuviera su atractivo electoral para que no se desbaratara este experimento tan importante para la democracia. Se hizo entonces un gran esfuerzo y el gobierno no fue pasivo a la hora de apoyar al M-19 en la consecución de recursos para financiar las primeras campañas políticas de un movimiento que, a pesar de ser popular, era incipiente y no tenía experiencia en la faena de cortejar al sector privado para obtener respaldo financiero. Cuando se supo que Antonio Navarro volaba en el jet de un notorio cacao de la época, las preocupaciones del gobierno pasaron a ser otras.

Lo más interesante de esta historia de éxito es que se haya logrado a pesar del vacío que produjo el asesinato de Carlos Pizarro. Cuando se supo que lo habían matado, Colombia tembló, no por la posibilidad de que hubiera otro 9 de abril, como sostienen Laura y Eduardo, sino porque estaban en peligro la democracia y el cambio. Carlos Pizarro, el hombre del sombrero blanco, no solamente era un líder popular indiscutible, poseedor de un gran poder carismático. También era un ícono y un símbolo. Cuando lo mataron, como en el caso de Galán, nos mataron un poquito a todos y temimos en privado por el futuro.

El sacrificio de Pizarro sirvió de expiación. Cuando salió Navarro en televisión, con un saco de lana que parecía tejido por una tía, y dijo que nada, que a pesar de la gravedad del crimen, el M-19 seguía en la legalidad, todos respiramos. Ahí nació el Eme como movimiento político y Antonio como figura nacional. Los pecados que habían cometido, que no fueron pocos, no los perdonó un indulto. Lo hizo Colombia ese día. Y ellos han respondido y han enderezado su camino.

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