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CRECER ES UN ASUNTO PROPIO

El crecimiento es una búsqueda elusiva . Ya casi nadie cree que tiene una fórmula para poner a crecer a las economías. Aparte de decir que es necesario tener instituciones afines al crecimiento, seguridad jurídica para hacer respetar los contratos y los derechos de propiedad y buen gobierno, es poco lo que se atreven a recomendar los economistas de última generación, excepto que cada país tiene que encontrar su propia senda de crecimiento. Pero todos están más o menos de acuerdo en que se necesita mejorar la educación, como requisito mínimo, y que no puede estar ausente una rápida acumulación de capital que complemente el aumento del capital humano.

Rudolf Hommes*
El crecimiento es una búsqueda elusiva . Ya casi nadie cree que tiene una fórmula para poner a crecer a las economías. Aparte de decir que es necesario tener instituciones afines al crecimiento, seguridad jurídica para hacer respetar los contratos y los derechos de propiedad y buen gobierno, es poco lo que se atreven a recomendar los economistas de última generación, excepto que cada país tiene que encontrar su propia senda de crecimiento. Pero todos están más o menos de acuerdo en que se necesita mejorar la educación, como requisito mínimo, y que no puede estar ausente una rápida acumulación de capital que complemente el aumento del capital humano.
El caso de Corea y Taiwán ha generado mucha controversia sobre los orígenes del impulso inicial y sobre la posibilidad de hacer sostenible el crecimiento. El profesor turco Danny Rodrik, compañero de Stiglitz en un viaje reciente a Colombia, cree firmemente que lo que les dio impulso a esos dos países no fueron las exportaciones sino la educación de la población, que era inicialmente elevada, e hizo posible que una acelerada política de inversión impulsada por el gobierno fuera productiva.
Para Rodrik, el crecimiento de esos países fue fruto, principalmente, de la acumulación de capital y mano de obra. Las exportaciones resultaron después, como fruto de una inversión bien hecha y de la rentabilidad del capital que era muy alta por obra de una intervención estatal bien concebida y fructífera.
Aunque hace falta esclarecer por supuesto si son las exportaciones las que impulsan la inversión o si es esta la que empuja a las exportaciones, no es esencial saberlo ya. Se pueden diseñar políticas orientadas al crecimiento que tengan en cuenta esa incertidumbre. Lo que es clave es entender que se necesita mucha inversión, que hay que financiarla; y que esta inversión tiene que ser muy productiva en términos de ganancia para quien la realiza.
Esto último, que es crucial, depende de la calidad del gobierno y del sector privado y es una consecuencia directa del nivel de educación de la población, pues se presume que una población educada va a hacer buen uso de la inversión y no va a tolerar un mal gobierno.
En cuanto a la relación entre inversión y exportaciones, basta decir que se puede presumir que en una economía pequeña y con baja competitividad, crear incentivos para producir exclusivamente para el mercado interno va en contra de la regla de hacer rentable la inversión en el largo plazo. Si las exportaciones resultan haber sido causadas por la inversión, esta tiene que haberse orientado a los sectores que promueven o facilitan las exportaciones, o si no cómo?
El resultado, de todas maneras, es que tanto las exportaciones como la inversión van a crecer muy por encima de las tasas de crecimiento de la economía y que tanto el ahorro como la inversión extranjera y/o el endeudamiento externo también tendrán que hacerlo.
Esta inversión no va a venir a menos que las condiciones lo faciliten y que la rentabilidad esperada sea muy alta. Si esto no ocurre, tampoco van a estar disponibles recursos de deuda para financiarla. Además, si no produce divisas, vía exportaciones, por ejemplo, y no es rentable, la inversión puede hacerle un gran daño a la economía. Cualquiera de las dos explicaciones, si es el huevo el que antecede a la gallina o si esta viene primero, van a exigir el mismo tipo de políticas: inversión eficiente, ahorro, educación y conocimiento, productividad, buen gobierno y exportaciones.
También se requiere infraestructura e inversión tecnológica; además, un desarrollo social acelerado, principiando por la educación, como ya se dijo, pero sin limitarse a ello. El gran reto va a ser cómo llevar a cabo un desarrollo autóctono, utilizando las ventajas culturales, institucionales, sociales y económicas que posee Colombia, pero induciendo los cambios y los comportamientos que se requiere modificar para poder poner al país a crecer y duplicar su ingreso por habitante en 20 años o menos.
*Asesor del Presidente de la República y consultor privado. Los comentarios de esta columna solo comprometen a su autor.
Rudolf Hommes*
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