El proceso concluirá cuando las llantas depositadas en el fondo del mar tengan adheridos en más o menos tres meses, moluscos y diversas especies marinas que las convertirán en un hábitat artificial, especialmente para los peces que contarán con un lugar seguro para el desove.
Sin embargo, esto no es tan simple como lanzar las llantas al mar. Todo se inicia con las llantas viejas que genera el complejo carbonífero del Cerrejón. En lugar de enterrarlas (método utilizado para deshacerse de ellas), estas son lavadas con un jabón especial, que les quita la grasa, y luego se pintan con cal viva con el propósito de que los microorganismos marinos encuentren propicia su incrustación y generen vida.
Las llantas sufren este proceso una vez están montadas en forma de pirámide, es decir un módulo (como se le llama) construido con ocho llantas de diferentes tamaños.
La base está formada por cuatro llantas de tractor a las que se les abren huecos para que salga el aire y se puedan hundir. Además se rellenan con sacos de arena y cemento que les dan peso y las sostienen en el fondo del mar. Encima de la base se colocan tres llantas más pequeñas (todas del mismo tamaño) en posición vertical y finalmente una de menor tamaño (de automóvil) en la parte superior. Las llantas se anudan con hilo nylon.
Antes de lanzarlos al mar se ubica una boya metálica con luz especial que funciona con energía solar con el fin de que los pescadores y navegantes sepan en donde se encuentran estos arrecifes artificiales y respeten la zona. Terminado este proceso, los módulos son lanzados al mar. Según el gerente de la Texaco, Bolívar Franco. esta acción no implica una inversión mayor a los 20 millones de pesos y constituye una de las mejores soluciones para recuperar el ecosistema cartagenero. En 10 años se adecuarán siete zonas más de arrecifes artificiales en Islas del Rosario, Barú, Crespo y La Boquilla.
Hábitats marinos El método de siembra de arrecifes artificiales se conoció y aplicó en Colombia (la Guajira) a partir de 1985.
Por ese entonces, se dieron cuenta de que empezaba a reforestarse el fondo del océano gracias a la construcción de la plataforma marina de Chuchuca, mar adentro. Allí, las bases de la plataforma se habían llenado de moluscos y otras especies que atraían los peces.
En Riohacha, la Texaco, asociada con Ecopetrol, inició la aplicación del sistema ya en forma. Para ello, se estudió la técnica de siembra de arrecifes con llantas llevada a cabo en Estados Unidos.
La experiencia de la Guajira mostró que en poco tiempo los arrecifes artificiales se iban llenando de caracoles, ostras, esponjas, estrellas y demás. Estos, a su vez, llegaron seguidos por mojarras, bacalaos, sierras, barracudas, isabelitas, cebras, meros, pargos, jureles, agujetas y una gran variedad de peces ornamentales del Caribe.