Y vino a hacerlo en el momento más oportuno de su carrera. Podría retirarse hoy mismo y vivir sentimentalmente de este récord. Porque le abrió a Colombia la brecha de la clasificación a semifinales de la Copa América-93. Y quién quita que el seleccionado gane el torneo gracias a ese golazo ejecutado con la pierna derecha.
El mismo jugador, que con sus 1,81 metros siempre ha sido defensor, no lo podía creer. En ocho años como profesional para el Independiente Medellín y el Atlético Nacional, tan solo marcó 18 tantos.
Siempre había pensado en un gol. Al menos uno. Por eso voy a cabecear, pensando siempre en el gol, en el gol, en el gol! , comentó emocionado Luis Carlos esa noche desde su habitación 807 del hotel Boulevard, de Guayaquil.
En ese momento, la verdad es que uno no piensa nada. Es algo indescriptible, que no se puede tocar ni ver. Es una emoción tan grande, tan inmensa, que uno pierde la noción de todo , analizó el experimentado defensor central, que ha competido en las últimas cuatro copas América y el Mundial Italia-90.
Lo que sí logró fue sentirlo. Sentí tanto que quise abarcar todo el estadio .
Oración día a día Ese balón no quería entrar, sí o no? Esta fue la primera frase de Luis Carlos al hablar por teléfono, la noche del gol, con su esposa Soreli, quien desde Medellín lo llamó para felicitarlo.
La llamada estaba programada para las 10 de la noche, pero ella no se aguantó la ganas y marcó más temprano. Hablaron 20 minutos, después de los cuales el jugador se limitó a explicar cómo esa misma mañana su señora y un grupo de amigos habían rezado para que anotara un gol.
Y no solo allá en Colombia habían rezado por la suerte del defensor. Acá en Guayaquil, también en horas de la mañana, como todos los días, Luis Carlos cogió su Biblia y leyó los apartes favoritos. Es una costumbre sana que siempre ha seguido y que mantiene viva su serenidad y confianza.
Como de costumbre, primero oró el Padre Nuestro, luego pasó a Jeremías y finalmente al versículo 41, 10 de Isaías: No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia .
Estas significativas palabras fueron las que, según Luis Carlos, lo inspiraron a jugar el 16 de junio de 1993 el partido más importante de su vida.
Aunque en sus declaraciones dijo que al anotar no pensó en nada, sí lo hizo.
Pensé en el Señor. Creo que de si uno a través de su religión, su pasión o sus cosas siempre ora y pide, estos son los momentos en los cuales no se puede olvidar del Creador, que es quien de pronto le brinda la oportunidad de hacerse más famoso, más importante... .
Perea también pensó otra cosa, antes de pegarle ese histórico zapatazo: En pegarle bien a esa vaina .
Y de pasada le pegó un empujoncito a Colombia.
Gracias, Luis Carlos!