Encuestas realizadas desde el comienzo de la guerra del Golfo opinan que Shai se ha convertido en el hombre más confiable en Israel. Más del 90 por ciento de los interrogados le dan un alto grado de credibilidad.
De poco dormir, Shai sale al aire todas las veces que hay ataques. Cuando las sirenas ululan, le dice a los israelíes que tomen sus máscaras y busquen refugio en las habitaciones selladas para cuidarse de posibles ataques con armas químicas.
Minutos después es el primero en informarles que terminó la alarma. No creo que sea un valium. Lo que me da credibilidad es que digo la verdad. No miento. Digo lo que pasó y así es como tranquilizo a la gente , dijo Shai en su casa, el jueves. Era la primera vez en una semana que veía a su esposa y a sus hijos.
La palabra clave es cautela. Cuando ellos van a sus habitaciones se colocan sus máscaras y esperan información, están atemorizados y necesitan saber lo que sucede , dijo el portavoz.
Sus informaciones públicas van más allá de una mera enumeración de hechos. Ofrece a la nación palabras de confianza. Con gentileza pide a los periodistas extranjeros que no violen las reglas de seguridad establecidas para proteger a los israelíes.
En un país muy unido de 4.7 millones de habitantes, aún más compenetrado en tiempos de emergencia, Shai es un héroe popular. Nacido en Jerusalén en 1946, antes del establecimiento del Estado de Israel, Shai ha estado en el negocio de los medios de comunicación por más de la mitad de su vida, tanto de locutor como de periodista.
Shai insiste en que no tiene ambiciones políticas. Su afiliación política no es pública y ha servido a ministros de Defensa de los dos partidos rivales, el Likud y el Laborista.