Se sustenta en la premisa de que quienes hoy gobiernan el mundo son contemporáneos suyos, por lo cual debe presumirse que el presidente Clinton, el de España, Felipe González y nuestro propio Presidente serían unos hipócritas si no confiesan públicamente, como él lo hace, que consumen la yerba. Por último, tras declarar que la prohibición de ese hábito es más una estratagema de tipo económico impuesta por los gobiernos norteamericanos para mantener el florecimiento de un negocio que deja cada año cientos de miles de millones de dólares en sus circuitos financieros , le aconseja a Carlos Ossa no pedir disculpas por fumar marihuana sino utilizar su autoridad para lograr que ella se legalice.
Sin abrigar la menor duda, el señor Caballero y Holguín, columnista de una publicación tan respetable como Semana y en tránsito anunciado hacia Cambio 16, otro órgano periodístico que merece la credibilidad de sus desprevenidos lectores, escribió esas estupideces bajo el efecto de su hábito confeso. De otro modo no podría entenderse la irresponsabilidad con que ha comprometido el buen nombre de nuestro país, el decoro de sus jóvenes dirigentes, la pulcritud de las costumbres de la inmensa mayoría de compatriotas que repudian no solo su vicio sino el desgreño moral y la mal entendida tolerancia que él predica sin el menor asomo de vergenza.
En estas mismas columnas la pluma autorizada y diserta de Hernando Gómez Buendía se ha dolido de Colombia; entre otra razones, dice, ...porque tantos dirigentes públicos y tantos escritores públicos lo digo sin sombra de soberbia, con escalofrío de ciudadano estén tan despistados y tanto nos despistan en un terreno donde cada despiste es una tragedia: el terreno fundamentador de los valores morales, de los valores éticos, de los valores jurídicos... .
Es inconcebible que una nación tan duramente flagelada por las plagas de la corrupción, el narcotráfico y la violencia, tenga que soportar a expensas de la libertad de opinión ese tipo de juicios absolutorios, con los cuales se extiende a su juventud licencia abierta para que se rebele contra la familia, contra la autoridad y contra los principios tutelares de la sociedad, simplemente porque quien lo suscribe es un adicto a lo que ellos le prohíben por nocivo, por inconveniente y por contrario al bienestar común e individual del ser humano.