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DESESPERANZA BAJO EL AGUA

Las inundaciones que desde el viernes de la semana pasada afectaron a unas 96 familias en el casco urbano y la zona rural de Cabuyaro, volvieron a revelar la urgente necesidad de reubicar este municipio, situado al nororiente del departamento.

Las inundaciones que desde el viernes de la semana pasada afectaron a unas 96 familias en el casco urbano y la zona rural de Cabuyaro, volvieron a revelar la urgente necesidad de reubicar este municipio, situado al nororiente del departamento.
Así lo hicieron saber los campesinos de esa región, cansados de tener que huir hasta las partes altas cada vez que el río sube su nivel, y cansados también de vivir en un municipio del que nadie tiene memoria .
Para las aproximadamente 384 personas que se vieron damnificadas, la tragedia sólo empezará cuando las aguas del Meta vuelvan a su cauce normal: junto a la inundación de las casas, también se perdieron 600 hectáreas de arroz y plátano, 100 de yuca, 20 bultos de abono y varios animales.
Este panorama, junto a la veda pesquera, prevén un segundo semestre de mayor pobreza en este municipio, poblados por unos dos mil habitantes cuya actividad principal es un comercio cada vez más exiguo.
Parece que tuviera que ocurrir una tragedia como la de Bojayá para que el mundo sepa que existimos. Imagínese, desde el viernes y hasta el miércoles, con tremenda inundación, no teníamos ni siquiera un médico para atender a los niños enfermos, no es eso abandono? , se cuestionó Gilberto Martínez, sacerdote del municipio.
La voz del párroco fue el clamor de muchos en el pueblo, quienes no podían creer que después de cinco días de inundación ningún ente departamental hubiera hecho presencia en Cabuyaro. El río ha subido en el último mes casi tres metros, sin embargo, los únicos que habían hecho el seguimiento eran los miembros la Defensa Civil.
Cuando baje el nivel de las aguas, también quedará activo el caldo de cultivo para enfermedades como el dengue, paludismo e infecciones, especialmente en los niños, los cuales esta semana empezaron a presentar los primeros síntomas de estar contagiados.
Si hubiera ocurrido en marzo, o antes, muy seguramente hubiéramos tenido la presencia de la gobernación o de otras entidades desde el mismo viernes , protestó uno de los habitantes que vive a orillas del río y que esperaba pacientemente que las aguas volvieran a subir de nivel e inundaran su casa y sus cultivos.
No es que a estos ribereños les agrade la idea de quedarse, pero no se atreven a irse a ninguna parte porque las soluciones que ha dado la administración municipal, según él, son provisionales y no servirán de nada.
No estamos dispuestos a seguir escapando de nuestras propias casas hasta que exista voluntad política para que un proyecto de reubicación sea presentado y genere frutos por fin , manifestó Heriberto González, concejal de Cabuyaro.
FOTO/Guillermo Herrera Morales
Cabuyaro se debate entre el acoso de las aguas y el olvido de las autoridades, que no han hecho gestiones por invertir en el pueblo.
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