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ROSARIO DE PERLAS
El otro día vi en alguna nota periodística que los delincuentes asolan determinada región del país. A estos malos conjugadores debo recordarles que el verbo asolar en esta acepción de arrasar, devastar o reducir a escombros es verbo irregular. Por lo tanto, diremos que los maleantes asuelan tal o cual región y no que la asolan. Pero aquí viene lo curioso porque resulta que hay otro verbo asolar y que es clásicamente regular. Viene de Sol y se refiere a los campos y cultivos quemados por los excesivos calores solares. En este caso el verano implacable asola las sementeras, ya que si dijéramos que las asuela, ello se debería a la acción de las manos del hombre. En otras palabras, la naturaleza tiene dos enemigos encarnizados: la perversidad de la bestia humana que la asuela y los factores climáticos que la asolan.
Por:
ALFREDO IRIARTE
14 de junio 2002 , 12:00 a. m.
El otro día vi en alguna nota periodística que los delincuentes asolan determinada región del país. A estos malos conjugadores debo recordarles que el verbo asolar en esta acepción de arrasar, devastar o reducir a escombros es verbo irregular. Por lo tanto, diremos que los maleantes asuelan tal o cual región y no que la asolan. Pero aquí viene lo curioso porque resulta que hay otro verbo asolar y que es clásicamente regular. Viene de Sol y se refiere a los campos y cultivos quemados por los excesivos calores solares. En este caso el verano implacable asola las sementeras, ya que si dijéramos que las asuela, ello se debería a la acción de las manos del hombre. En otras palabras, la naturaleza tiene dos enemigos encarnizados: la perversidad de la bestia humana que la asuela y los factores climáticos que la asolan.
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Y volvamos con las incomprensibles omisiones del Drae respecto al lenguaje hispanoamericano, con un énfasis muy particular en el colombiano. El lenguaje bogotano creó el estupendo y sonoro apelativo manteco para designar al hombre indigente y descuidado en su vestuario. El vocablo es de una fuerza expresiva tal, que nadie que por primera vez en su vida lo oyera podría pensar que un manteco es un arquetipo de finura y elegancia en el vestir. Pero en fin: que la vida del idioma siga su curso: unos dedicados a vetar e ignorar las grandes creaciones de la lengua, y otros a enriquecerla con estas creaciones maravillosas.
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En una nota sobre la notable dama Laima Didziulis, leo en la sección "Gente" de EL TIEMPO que la dicha señora es de descendencia lituana. No habría quedado mejor, queridos amigos, decir que doña Laima es de ascendencia lituana?.
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Leo en la magnífica columna "Sugestiones", que publica en El País mi apreciado colega Mauricio Cabrera, que "ya ha habido sugestiones para que el actual jefe del liberalismo, Horacio Serpa, entregue las llaves del partido a los seguidores de Uribe como lo hiciera Gabriel Turbay hace medio siglo al ser derrotado por Jorge Eliécer Gaitán". Un momento, mi querido Mauricio: en aquellas elecciones de 1946 Turbay logró una votación superior a la de Gaitán. Lo que pasó fue que este último resultó más berraco, no se fue al exilio y permaneció en Colombia hasta quedarse con el control absoluto del partido.
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