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Por:
REDACCION EL TIEMPO
16 de marzo 2002 , 12:00 a. m.
.
Contra todas las advertencias que me hicieron algunos llegados, tuve la osadía de realizar un viaje de descanso por la vía Bogotá Medellín en la última semana del pasado mes de enero. No se trataba propiamente de un desafío al peligro, se trataba simplemente de darle a conocer a mis hijos una región, que como muchas otras de nuestro país, está conformada por lugares maravillosos a los cuales no nos podemos sustraer los Colombianos.
En mi mente aún estaban las imágenes de lo placentero que resultaba viajar por esa ruta, denominada en otrora la RUTA DORADA porque era verdaderamente encantadora. Mi sorpresa no pudo ser mayor cuando terminamos de hacer el recorrido del primer tramo Bogotá - Medellín por la mal llamada Autopista ; ruta por donde solo se puede ver pobreza, poblaciones desalojadas, destrucción de puentes, trochas por donde a duras penas en algunos tramos si pueden pasar los autos, se siente miedo, desazón, nostalgia, dolor de patria!.
Todo eso gracias al Nobel colombiano de Paz y a los anteriores mandatarios, quienes han ofrecido medio país a los violentos para que ellos hagan de las suyas. A Dios gracias nuestro viaje terminó sin novedad, pero...
Me pregunto: Cuándo volveremos a ver a esa Colombia llena de esperanza y de lugares tranquilos que pude conocer? Mis hijos, mis nietos podrán comprobar algún día la realidad del país que conocí yo y que hoy les cuesta trabajo creer que existió? El próximo gobierno estará dispuesto a recuperar sin guerra todo el terreno perdido?.
Amanecerá y veremos!.
Héctor H. Silva B.
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