Danza contaminada, eso es lo que hacen Marianela Boán y su grupo Danza Abierta, de Cuba. Algunos la llaman danza teatro -dice Guido Gali, asistente general del grupo-; ella prefiere usar ese otro término, y se refiere a la danza que se contamina favorablemente de todas las artes y de las experiencias personales y colectivas de los bailarines .
Nacido en 1988, el grupo es uno de los pilares de la actual estética dancística de la isla. Marianela -que no vino al festival pues está bailando en Anchorage (Alaska)- es una de las renovadoras de un estilo que en Cuba estuvo sobre todo influenciado por técnicas de maestros como la estadounidense Martha Graham y el mexicano José Limón: De allí nació la técnica cubana de danza moderna -cuenta Gali-, que es una fusión del folclor afro con los postulados de estos dos maestros .
Como entrenamiento eso es bueno -agrega el asistente de dirección, Benigno Cortés-, pero surge un problema cuando los coreógrafos no saben qué hacer y las piezas se convierten en una especie de clase de danza .
Boán fue más allá, y hoy no solo es una coreógrafa sino una autoridad que ha sabido digerir los diferentes métodos y proponer una manera personal de moverse en escena.
Y Justamente Chorus perpetuus, la obra que están presentando en el Teatro Libre de Chapinero, habla de eso. Seis bailarines, amarrados unos a otros, danzan, cantan y actúan al mismo tiempo. Los coros so interpretados a capella y representan a los seres humanos que deben vivir en una sociedad contra la que tienen que luchar para ser aceptados.
La obra, que ya se vio en México y República Dominicana, ganó el Premio Nacional de Coreografía y el Premio de la Crítica Especializada en Cuba, en el 2000.
- Teatro Libre de Chapinero, calle 62 No. 10-65. Hoy y mañana, 8 p.m. Boletas: entre 20.000 y 60.000 pesos.
FOTO/Felipe Caicedo EL TIEMPO.
Chorus perpetuus ganó el premio de coreografía y de la crítica cubana hace dos años.