Su nombre encabeza la lista de diez desaparecidos en guerra (MIA), una denominación usada cuando no se encuentran rastros de la víctima.
El piloto, de 33 años, era maestro de una iglesia protestante en Jacksonville. En diciembre, había enviado una tarjeta desde Belén a su pastor, la cual decía: Volar es maravilloso , y pedía que oraran por él.
Así lo hicieron. Su iglesia estuvo en continua oración durante 12 horas, el viernes, después de conocerse la noticia. Era un experto en ese avión dijo un amigo de la familia, quien pidió no ser identificado. El sabía lo que hacía .
La visita no anunciada de oficiales con malas noticias se repitió en Vero Beach, otra ciudad del estado de la Florida. Los mensajeros visitaron a las 3:14 de la madrugada la residencia de Robert Wetzel, piloto de la Marina declarado MIA.
Los oficiales informaron a los padres de Wetzel que habían perdido el rastro del militar de 30 años después de que despegó, en las primeras horas de la guerra, del portaaviones Saratoga en su nave, un A-36 Intruder.
Wetzel había planeado casarse con Jacqui Curtin, una maestra de Virginia Beach, siete semanas después de que empezó la guerra.
Sus padres, Kathleen y William Wetzel, y sus ocho hermanos guardan esperanzas de que haya sobrevivido.
Wetzel había escrito a sus padres a principios de enero que su operación terminaría pronto y que estaba considerando empezar su carrera como piloto comercial después de su matrimonio, el 2 de marzo.
Para combatir la angustia, familiares de los militares destacados en el Golfo han creado grupos de apoyo a través de todo el país. Siguiendo las instrucciones de sicólogos, las esposas y padres de los hombres y mujeres en el frente de batalla se reúnen para hablar y darse ánimo. Los sicólogos les han recomendado esta terapia, la cual es preferible a permanecer todo el día frente a los televisores esperando noticias de la guerra.