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EL MAESTRO DE HOY

-Enseña a aprender: su tarea se centra en acompañar al estudiante para que entienda qué es lo que hace cuando aprende. Por ejemplo, lo hace caer en cuenta de si está recopilando información, si está estableciendo hipótesis, si está comparando. Su lugar en el proceso de aprender es fundamental pues es un guía y no un mero auxiliar de tecnologías de la información.

-Está dispuesto a aprender constantemente: no es el maestro que se para frente a su auditorio con la suficiencia de creer que lo sabe todo. Es consciente de que tendrá que aprender durante toda la vida.
-Maneja la incertidumbre: el conocimiento cambia constantemente y el maestro sabe que lo que debe dominar es las operaciones cognitivas que están detrás del aprendizaje (identificar, comparar, clasificar, analizar, sintetizar, entre otras). No se asusta frente a lo nuevo, pues tiene las herramientas mentales para hacerle frente.
-Puede resolver conflictos: es fundamental en un mundo cada vez más diverso y en el que crece la exclusión social.
-Es responsable de los resultados del aprendizaje: lo tradicional era que el sistema escolar ordenara todo lo que había que hacer en la escuela y el profesor no decidiera. Al ganar autonomía y al construir cada plantel su proyecto educativo institucional, los profesores tienen su cuota de responsabilidad en si el alumno aprende o no.
-Trabaja en equipo: es una de las exigencias fundamentales en la profesionalización de los docentes. Cada vez es más difícil trabajar individualmente y más para quienes forman a los niños y jóvenes, pues trabajan juntos en una institución como miembros de un equipo. La naturaleza de sus actividades es colectiva.
-Tiene alta autoestima: está seguro de lo que es y no lo defiende bajo posiciones fanáticas o autoritarias. Desde su identidad promueve la tolerancia hacia lo diferente. Un maestro con baja autoestima difícilmente puede transmitir entusiasmo y pasión por el saber.
-Es un apasionado por el conocimiento: está entre sus prioridades no es algo secundario sino el centro de su labor. Si no tiene una relación activa con el conocimiento, el mundo lo deja atrás. No ve separados lo que se aprende en cada área y la metodología para hacerlo.
-Enseña a vivir juntos: propicia situaciones para que haya encuentros de personas que son diferentes y para que se vivan valores como la solidaridad y el compartir. Para ello empieza por reconocer sus estereotipos respecto, por ejemplo, de que la capacidad para aprender está en relación directa con el estrato sociocultural de aprendiz. Para él todos son capaces de aprender.
-Es capaz de comunicar: no se dedica a echar carreta para demostrar su sapiencia. Puede evaluar y contar qué está evaluando de manera clara.
Aprender de la experiencia
La docencia como profesión está hoy en primer plano de discusión, pues luego de varios años de políticas educativas centradas en el tiempo de aprendizaje, en el equipamiento de las escuelas y hasta en la nutrición de los niños se ha demostrado que el cambio no llega a las aulas, pues los maestros no están involucrados en él y se convierten en factor de retraso de las transformaciones, dice Tedesco.
En su opinión, quienes forman a los maestros deben convertirse en ejemplo de lo que quieren que ellos hagan en las escuelas. Además, deben dejar la discusión sobre si estar en la universidad los hace más profesionales, pues el cursar una licenciatura no garantiza la calidad del maestro.
Propone que los primeros tres o cuatro años de trabajo del docente hagan parte del proceso de formación y que durante ellos, la facultad y la escuela en la que trabaja le hagan seguimiento y evaluación.
Otra propuesta de Tedesco es que los buenos maestros se conviertan en tutores de los nuevos y no se pierdan en funciones administrativas, pues su experiencia se desaprovecha. Así mismo, que los maestros más experimentados tengan incentivos para querer los cursos más difíciles (los primeros grados y los de zonas marginales) y estos no queden en manos de los novatos.
Cree que un gran problema de las instituciones que forman maestros es que lo que enseñan está muy lejos de las condiciones reales que enfrenta el maestro en su trabajo.
Tedesco concluye que hay que buscar jóvenes talentosos para la docencia no solo por su desempeño cognitivo sino también por aspectos de la personalidad como la capacidad de ser afectuoso, de ser líder o de trabajar en equipo. Y que además, el aspecto de su formación debe considerarse junto con el de la carrera docente y el de las condiciones de trabajo.
Considerar esto integralmente no significa hacerlo todo al tiempo, lo que implica es hacer secuencias, que son diferentes en cada caso aunque lleven a los mismos resultados , afirma Tedesco.
Menos carreras de educación
A la mitad se redujo la oferta de programas de educación en Colombia. Ese es el panorama que encontrarán de ahora en adelante los bachilleres que deseen estudiar para ser maestros.
De los cerca de 1.800 programas que había (entre pregrados y especializaciones), solo 828 se presentaron ante el Consejo Nacional de Acreditación (CNA) para que este evalúe si cumplen los requisitos mínimos establecidos en el decreto 272 de 1998, de acreditación previa (obligatoria).
La cifra se conoció en el Encuentro nacional de facultades de educación , organizado por la Universidad Pedagógica Nacional y la Asociación Colombiana de Facultades de Educación (Ascofade), que se realizó entre el miércoles y sábado pasados.
Según José Revelo Revelo, coordinador del CNA, de los 828 programas que se presentaron, el Consejo ya evaluó 221. De estos, 58 ya tienen la certificación que les da el Ministerio de Educación Nacional (MEN) y los otros 163, que también cumplen con los requisitos, están esperando la resolución ministerial que lo confirma.
Los programas que no se presentaron (el plazo venció el pasado 16 de febrero) no pueden matricular estudiantes nuevos para el próximo semestre, indicó Revelo, quien añadió que en dos o tres meses terminarán de evaluar todos los programas que presentaron sus documentos.
Según Oscar Armando Ibarra, presidente de Ascofade, la reducción de la oferta muestra que la acreditación obligatoria frenó la apertura indiscriminada de programas que había ocurrido luego de aprobada la Ley 30 de 1992.
Ahora que terminamos este proceso empezamos a discutir el de la acreditación voluntaria , indicó Ibarra. En este, a diferencia de la obligatoria, cualquier programa que quiera la evaluación de su calidad puede presentarse al CNA.
El tema de la acreditación así como el de la evaluación tanto a los docentes como a los estudiantes fueron algunos de los que se discutieron en el encuentro. Sobre la evaluación a docentes, Ibarra indicó que Ascofade participará en la misma e insistirá en que no haya sanciones.
En cuanto a la evaluación de alumnos, que está en discusión con la reforma del decreto 1860, el rector de la Universidad Pedagógica, señaló que es uno de los principales temas en la educación y que en la Pedagógica hay una comisión dedicada a estudiarlo.
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