Allí también se casó. Hoy vive en Como, cerca a Milán, con su segunda esposa. Tiene 57 años, dos hijos y una nieta que adora, aunque no ha podido compartir mucho tiempo con ella.
Y es que el trabajo de Italo Gómez es pesado y le exige mucha dedicación. Desde 1965 dejó de hacer música con sus propias manos para dedicarse a hacerla con las de los demás. Ha programado y dirigido docenas de actividades musicales dentro y fuera de Italia. Es asesor del Ministerio del Turismo y del Espectáculo italiano.
Lo hace porque considera que la cultura es la relación del hombre con su historia.
Siente profunda admiración por Mozart a quien le hizo un festival en Vicenza y dos en Lombardía. Y piensa celebrar con bombo y platillos el segundo centenario de su muerte, el 5 de diciembre de este año. Se ideó un gran proyecto: Mozart, músico europeo que se desarrollará en Italia y en 22 ciudades relacionadas con el compositor. En su honor, también está coordinando un festival en Praga y un concurso mundial de canto.
Para eso vino a Colombia. También para ofrecerle apoyo a la cultura musical del país, en nombre del gobierno italiano.
Ha olvidado por completo las partituras de sus composiciones. Son 10 o 12 melodías creadas con instrumentos electrónicos, que se ejecutaron en su tiempo y que son sus pecados de juventud .
En los pocos ratos libres que tiene, nada, lee a Umberto Eco, a Pirandello, a Shakespeare, a Dostoievski, a Gabo... Y también se da sus concierticos privados con su viejo violonchelo.