Las denuncias que ahora se hacen contra la Unión Cristiana Democrática y su más destacado representante, el ex canciller Helmut Kohl, por haber recibido dineros secretos para sus campañas, volvió a conmover a la sociedad alemana y a la opinión europea: Kohl no solo es un hombre de Estado, sino el político que lideró el proceso de unificación de Alemania. El propio ex presidente de España, Felipe González, ha salido a la defensa de su amigo, no obstante sus diferencias políticas.
A pesar de que Helmut Kohl se niega a delatar los nombres de las personas que aportaron secretamente, sus propios compañeros de dirección del partido afirman haber recibido millonarias sumas, en algunos casos de empresas favorecidas con la privatización estatal. El Presidente de la CDU, Wolfgang Schauble, quien inicialmente había negado la existencia de cuentas clandestinas, y la Secretaria General, Angela Merkel, reconocen haber utilizado métodos de blanqueo de donaciones de origen confuso .
Más allá de lo que pueda pasar jurídica y políticamente con Helmut Kohl y con la hoy dividida Unión Cristiana Democrática, lo que muchos analistas se preguntan es si ya llegó el momento de romper con esos vínculos tan estrechos que se han ido consolidando, entre los grandes grupos económicos y los políticos: para unos estas relaciones son inevitables y normales, para otros la corrupción política no es más que la crisis del modelo neoliberal, en donde la democracia se ha sometido a las estrictas exigencias del poder económico: los territorios se confunden, lo público y lo privado se entremezcla y se desarrollan constantes mecanismos de transferencia de un poder a otro .
Si las democracias no encuentran modelos eficaces de control financiero a los partidos políticos, los escándalos de corrupción continuarán, mientras las sociedades caerán irremediablemente en la incredulidad y la apatía, dejándole el campo abierto a nuevas alternativas que como en Austria no necesariamente son las mejores. Esta es otra preocupación europea, producto de la inmoralidad de varios de sus dirigentes, que en algunos casos solo son los chivos expiatorios del poder económico, metido en la política.corral